
Godin, el que siempre esta
Es necesario retroceder en el tiempo y trasladarse hasta el 26 de septiembre de 2012 para encontrar la última vez que el zaguero central uruguayo Diego Godín había salido a la variante en el Atlético de Madrid.Hasta el pasado martes, cuando a lo
Es necesario retroceder en el tiempo y trasladarse hasta el 26 de septiembre de 2012 para encontrar la última vez que el zaguero central uruguayo Diego Godín había salido a la variante en el Atlético de Madrid.
Hasta el pasado martes, cuando a los 58 minutos volvió a verse que el cuarto árbitro mostraba el ‘2’ en su cartelón, transcurrieron 126 partidos sin que el charrúa deje el campo de juego por una sustitución.
Si no es por una expulsión -como le sucedió el 31 de enero de 2013 en las semifinales de Copa frente al Sevilla o justo dos años después, en la visita de este curso al Camp Nou- Godín nunca sale del campo antes de tiempo.
El aguerrido defensor siempre quiere estar. No solo contagia a sus compañeros con su entrega y vehemencia dentro del campo, sino que también su actuación tiene eco en los graderíos del Vicente Calderón, donde es uno de los mimados de la afición colchonera.
Verlo salir de la cancha provocó que se encendieran las alarmas en el conjunto de Diego Simeone. No podía ser diferente si se trataba del ‘Faraón’, uno de los fijos los 90 minutos. Pese al susto inicial y al vendaje que se le aplicó en el muslo derecho mientras veía la victoria 3-0 ante la Real Sociedad desde el banquillo, el percance no reviste gravedad, quedándose en una sobrecarga en los isquiotibiales, con lo que será tratado en el entrenamiento por los fisios.
En su salida hacia el banquillo, el Calderón se volcó con el uruguayo, que fue despedido con la ovación de la noche y al grito de “¡Diego Godín!”.
No le había hecho falta aprovechar alguna de sus subidas al área rival para ganarse al público, a pesar de que rondó el gol en dos córners, ambos con el pie. Aún así, el charrúa fue aclamado por la grada, que le reconoció su compromiso con la camiseta del Atlético, donde decir su nombre es sinónimo de garra y pundonor.