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Una galeria de arte en casa

En las Torres de la Merced, en un espacio rodeado de apartamentos que sirven como oficinas y viviendas, se exhiben las obras de Illa Coronel y Suamy Vallejo.

3. Casa Vicho, de Vicente Gaibor, se enfoca en eventos de danza y teatro.

En las Torres de la Merced, en un espacio rodeado de apartamentos que sirven como oficinas y viviendas, se exhiben las obras de Illa Coronel y Suamy Vallejo.

Se trata de una galería improvisada, uno de varios espacios que se han popularizado en la urbe y que buscan dar cabida al arte, la fotografía y a lo multidisciplinario.

Carla Navas, propietaria del sitio, conocido como Estudio N, indica que el lugar, que también funciona como oficina de la productora que maneja, nació a fines de 2015 como una vía alterna a la gestión cultural.

“Queríamos un lugar propio donde los artistas se pudieran unir y que sirviera para apoyar a las artes contemporáneas. Están pasando muchas cosas en Guayaquil, pero faltan espacios para promoverlas y mayor agilidad en los que ya existen”.

En promedio cerca de cien personas visitan mensualmente las distintas exhibiciones que abren ahí sus puertas.

Cerca de las cimas del Bim Bam Bum, en cambio, funciona Casa Foto.

El sitio, manejado por la fotógrafa Nabila Alvarado y un grupo de amigos, sirve como estudio, casa de hospedaje, espacio para cursos y galería.

Esta última, titulada ‘Del otro lado’, tiene un año de creación y su fin es, sobre todo, promover la fotografía.

“Sentíamos que sí hay espacios donde mostrar arte, cuadros, instalaciones; pero hay pocos sitios que se especializan en la fotografía. Nosotros queríamos eso, un sitio donde exponer, sobre todo, trabajos fotográficos de artistas de Guayaquil, pero también de otros lados”, estableció.

Ahora preparan una exposición que mostrará bonsáis y las fotos de estos.

En ambos lugares, las muestras cuentan con una fecha de apertura, a la que acude la mayor cantidad de público, aunque permanecen en exposición durante varias semanas.

Pero culminada la inauguración, para visitarla, los interesados deben separar una cita a través de las redes sociales de cada lugar.

Las piezas de los artistas pueden ser adquiridas de los visitantes y fluctúan, en promedio, entre los $ 50 y $ 200.

En otros espacios, en cambio, las exhibiciones duran solo unas cuantas horas.

Este es el caso en ‘Casa Vicho’, del fotógrafo Vicente Gaibor y que funciona, como su nombre lo dice, en las áreas comunes de su casa, en el centro de la ciudad.

Ahí se han puesto en escena diez presentaciones, desde que abrió el año pasado, entre ellas danza y teatro.

Estas se extienden durante unas cuatro o cinco horas y se realiza un registro digital.

“El problema es que Guayaquil no es como Buenos Aires. No hay normas para la gestión cultural. Si tratamos de convertir espacios como estos en sitios formales, no cumpliríamos con las normas municipales. Pero estos sitios son necesarios para exhibir arte que no tiene tanta cabida. Así se forjan nuevos públicos”, señaló.

El Cabildo determina que, para desarrollar este tipo de actividades, se debe contar con un establecimiento que cuente con permisos del Cuerpo de Bomberos y SRI, tasa de habilitación municipal, entre otros requisitos.

Los tres realizadores coinciden en que su índice de asistentes es limitado, pero fiel, y que, con cada evento, logran abrir sus puertas a ‘algo más que los panas’, como comenta Alvarado.

Con ella concuerda José Suárez, estudiante de actuación y asiduo visitante a este tipo de exposiciones.

“No es un intento de arremeter contra los espacios tradicionales, sino más bien de complementarlos y darle más apertura a distintos tipos de arte y una mayor cantidad de actividades culturales a la gente”.

Así también lo ve la docente universitaria de arte Grace Cordero, quien indica que esta es una tendencia en lo cultural a nivel mundial y que continúa en crecimiento.