La funcion publica
Ocupar un cargo público debería ser el mayor acto de civismo al que una persona puede acceder en su trayectoria profesional, por la vocación de servicio que esto implica hacia la comunidad. Sin embargo, los escándalos de corrupción denunciados en los últimos tiempos han perjudicado la reputación de quienes se dedican a trabajar por el bienestar de una sociedad, cansada del abandono provocado por la ineficiencia del aparato burocrático. Pese a que los ingresos económicos que perciben estos funcionarios no son de los mejores, hay quienes deciden renunciar a ellos como un acto de civismo y desprendimiento hacia los demás, lo cual podría despertar suspicacias entre quienes se preguntan cómo se puede vivir sin un sueldo en este país. Por eso es importante que los que ocupan estos cargos transparenten sus ingresos por responsabilidad hacia quienes pagan puntualmente sus impuestos para tener obras que mejoren su calidad de vida. Los empleados estatales deberían tener remuneraciones dignas, según el grado de responsabilidad, para no caer en las burdas tentaciones producto de la ambición y la avaricia desmedidas. Solo así se podrá construir una sociedad justa y eficiente, con funcionarios libres de cualquier sospecha.