Fuerzas Armadas: identificar, aislar y neutralizar al terrorista
La protesta indígena dejó lecciones a los militares. En el Día del Paracaidista hubo anuncios para contrarrestar las amenazas.
El análisis y toma de decisiones por los actos violentos y la aparición de encapuchados en el contexto de la protesta indígena no se agotaron con el reemplazo del exjefe del Comando Conjunto, Roque Moreira, y del comandante del Ejército, Javier Pérez.
La ceremonia por el Día del Paracaidista ecuatoriano, celebrado en la Brigada de Fuerzas Especiales Patria número 13 de Latacunga, en Cotopaxi, sirvió de escenario para que las autoridades militares anuncien y adviertan.
“Nuestra misión será identificarles, aislarles, neutralizarles (a terroristas y delincuentes) para ser entregados a las autoridades competentes”, expuso el director de Operaciones del Comando Conjunto, general Fabián Fuel.
Es que durante las jornadas de protesta se presentaron saqueos, tomas de gobernaciones, cierre de carreteras, actos vandálicos, retención, secuestro y agresiones a militares y policías, que los dirigentes indígenas atribuyeron a manifestantes infiltrados.
El reporte de organizaciones de Derechos Humanos es de ocho muertos. Oficialmente se han reconocido seis. Los heridos superaron los 1.300. Hubo una cifra similar de arrestados pero los procesados son 312, según cifras de la Fiscalía.
Las nuevas directrices para los militares se orientan hacia esas nuevas amenazas evidenciadas durante la protesta.
El general recordó que las Fuerzas Especiales han participado en actividades en la frontera norte con la Fuerza de Tarea Conjunta Esmeraldas, en combate a la minería ilegal en la Merced de Buenos Aires, en Imbabura, entre otras acciones.
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Los soldados son respetuosos de la Constitución y de las leyes, dijo el oficial. Añadió que respetan al pueblo y durante las manifestaciones contra el Decreto 883 que eliminaba el subsidio a los combustibles “no se disparó un solo cartucho, se cumplió la misión constitucional, se defendió la democracia y el orden constituido”.
En su discurso insistió en que los soldados aman la paz y por esa razón tienen que prepararse “para combatir la violencia y el terrorismo” en el país.
Antes el ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, hizo pedidos. Necesitamos que se revisen las leyes, equipamiento y la inversión que será en beneficio de un bien público: la seguridad de los ecuatorianos, dijo. En la Asamblea existen al menos cuatro proyectos de ley presentados por Jarrín desde hace un año que esperan el trámite.
Para el mayor retirado del Ejército Fidel Araujo neutralizar acciones insurgentes “es prevenir actos terroristas, genocidas que atenten a la paz y tranquilidad de ciudadanos inocentes”. Reiteró que obviamente la actuación militar se dará en el marco de sus competencias.
El comandante del Ejército, Luis Altamirano, inició su discurso con una advertencia: “Jamás permitiremos que nuestro terruño sea la hoguera bárbara del odio y la ambición”.
Reconoció que el nuevo escenario para Fuerzas Armadas, no solo del Ecuador sino del mundo, se presenta difuso porque la dimensión ha dejado de ser exclusivamente conflictiva entre Estados para cambiar a la interrelación con fenómenos de violencia doméstica y transnacional, denominado amenazas del desarrollo.
Añadió que la participación de Fuerzas Militares en seguridad interna no es nueva ni en sus conceptos ni en sus prácticas, sin embargo la diversificación de los actores y las formas de violencia obligan a repensar las soluciones y las discusiones que sobre el tema se ciernen.
El oficial que reemplazó a Javier Pérez tras la protesta indígena habló de la necesidad de comprender que los problemas internos de cada Estado requieren de la acción de todas las instancias del mismo.
Las protestas también motivaron el cambio de Roque Moreira a cargo del Comando Conjunto. Fue reemplazado por el general Luis Lara. Más de 200 militares fueron retenidos y secuestrados en distintos puntos del país.
El primer caso se presentó en Nizag, Alausí, provincia de Chimborazo, los miembros de la comunidad retuvieron a los uniformados que custodiaban un convoy de alimentos que se trasladaba a Cuenca. Ocurrió cuando los militares trataron de despejar la vía, fueron agredidos con palos y piedras y lanzaron gas lacrimógeno. La toma de rehenes se dio luego de que la Conaie declaró la excepción en sus territorios indígenas.
La superioridad en el número de los comuneros terminó con la retención y luego protección que recibieron los militares en la comunidad. Su salida se logró gracias a la intervención de un helicóptero militar.
Confianza en militares
Durante la ceremonia por los 63 años del Paracaidismo militar en el Ecuador el comandante del Ejército, Luis Altamirano, expresó que el mando institucional está convencido de que la participación de los militares será decisiva en la resolución de crisis y conflictos que deban enfrentar.
Añadió que nadie puede desconocer el estoicismo de su formación que han conquistado el afecto y admiración ciudadana.