Nuestras Fuerzas Armadas hoy
El próximo martes se conmemora un nuevo aniversario, el CLXXXIX, del Ejército Ecuatoriano.
Parte vital, con la Marina y la Aviación, de la estructura de nuestras Fuerzas Armadas, conviene reflexionar sobre su estado actual, más todavía cuando comienzan a evidenciarse las nuevas amenazas a la seguridad nacional sobre las que hace algunos años advertí, a todo riesgo: el de constituirnos en una narcodemocracia.
No fue dicha advertencia del agrado de los mandatarios de entonces. Asumirla hubiese significado, si hubiese primado el patriotismo, tener que dedicarse a otorgar a esa institución fundamental, que Velasco Ibarra designaba con su habitual grandilocuencia como columna vertebral de la patria, los elementos indispensables para enfrentar los nuevos desafíos.
Hoy, pasado el tiempo, cuando de pronto nos sacude a todos un acto de narcoterrorismo en Esmeraldas, salen a la luz los ominosos resultados de una política perversa dirigida a desacreditarlas, desunirlas, debilitarlas, pretendiendo luego disolverlas para poder tomarse la República sin la resistencia de una institución que también se siente hecha para la defensa de las libertades.
Aunque dicho propósito no se cumplió en plenitud, si es grave el deterioro que han sufrido las FF. AA. Observando los presupuestos del Estado de la década infame, uno de los rubros que no creció en la magnitud de los ingresos fue el destinado a seguridad. El gobierno de entonces, aparte de no asistir a los actos conmemorativos de la institución -pretendiendo menospreciarla-, tampoco convocó a lo largo de ocho años al Consejo de Seguridad Nacional.
Así, la actual situación nos toma desprevenidos y aunque en la frontera norte surge la posibilidad de vigilarla en unidad de acción con las FF. AA. de Colombia, ello no basta para cubrir los riesgos que se deben enfrentar.
Tienen entonces los altos mandos en unidad de acción con sus subordinados y toda la población, la obligación de cerrar filas en el combate al narcoterrorismo, acción que requiere de nuevos diseños estratégicos y un adecuado equipamiento con el que no se cuenta.