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El frio espiritual que deshumaniza

A los que fuimos criados sin mimos ni engreimientos, con amor pero “a todo rigor”, el frío nos resbala; hay padres sobreprotectores que a la más leve brisa arropan a los niños; no dejan “que se curtan”; sin defensas, de la nada se enferman. Más que del corporal, deberían preocuparse del “frío en el alma”, como dice Chivirico Dávila, y no criarlos duros de corazón e indiferentes con el necesitado (Deut. 15:7 a 11); bien portados y trabajadores pero impávidos e insensibles al dolor ajeno; ese frío espiritual nos deshumaniza volviéndonos egocéntricos, sin pensar en los demás. “Lo preocupante no es la perversidad de los malvados sino la indiferencia de los buenos” (M. L. King).

Miguel Ulloa Paredes