
El frenazo inmobiliario no para a los corredores
Es mediados de semana y el ambiente dentro de las torres World Trade Center (WTC) de Guayaquil es tranquilo, algo silencioso. Los agentes que trabajan en la oficina de Asesoría Inmobiliaria ‘Ing. Isabel Barragán’ han salido a buscar clientes y a mostra
Es mediados de semana y el ambiente dentro de las torres World Trade Center (WTC) de Guayaquil es tranquilo, algo silencioso. Los agentes que trabajan en la oficina de Asesoría Inmobiliaria ‘Ing. Isabel Barragán’ han salido a buscar clientes y a mostrar propiedades. Aunque son dueños del local de unos 50 m2, que ocupan en el primer piso de ese Centro de Negocios, operarlo les demanda al mes más de $ 500 por concepto de alícuotas, servicios básicos, papelería y otros gastos corrientes. Mientras tanto las ventas y alquileres de casas, oficinas y locales siguen a la baja.
“En ventas, si logramos una al mes es súper”, dice Axel Solís, el único corredor que aún no ha salido a la calle al momento de la visita de EXPRESO. “En cuanto a alquileres, sí se cierran (logran) un poco más pero también está malo”.
Al otro lado del río, en Samborondón, la situación no es distinta para Paola Rivera, directora de P & K Bienes Raíces. Ella dice que el mes pasado terminaron con un 75 % menos de transacciones logradas.
Los corredores de bienes raíces creen que la recesión económica; el nuevo impuesto a la plusvalía, que llega hasta el 75 % de la ganancia; y hasta la época electoral, son las causas de que a ellos y a todo el sector inmobiliario no les vaya bien.
Solís, un joven agente afiliado a la Asociación de Corredores de Bienes Raíces del Guayas (Acbir-G), estima que la situación es más preocupante en el rango comercial que en el residencial. Pone como ejemplo el montón de oficinas y locales que esperan meses por ser alquilados y vendidos.
“Aquí (en el WTC) hay unas 20 oficinas a disposición, ayer justamente el administrador de un edificio frente a Mall del Sol me contaba que tenía 13 oficinas desocupadas y algo parecido ocurre en otros edificios modernos”, acota el corredor.
En algunas de estas torres de oficinas, para atraer clientes han tenido que bajar el precio del metro cuadrado, en algunos casos, hasta al 50 %.
Mientras los arrendatarios y compradores se siguen haciendo esperar, los agentes de bienes raíces desesperan. Para estos profesionales, que no viven más que de una comisión máxima del 6 % por cada transacción lograda, ha llegado la hora de hacer grandes esfuerzos y cambios en su forma de trabajo para seguir activos.
En la oficina de Solís, por ejemplo, incluso están creando nuevos servicios, como redactar contratos y hacer trámites que ciertos clientes no quieren asumir una vez que alquilan o compran un inmueble, como sacar el medidor de luz.
A más de hacer alianzas con otros corredores grandes y pequeños, el agente hoy más que nunca debe estar altamente capacitado, aconseja Rivera a sus colegas. La idea es que quienes busquen los servicios del corredor se sientan seguros de que sus inversiones, su patrimonio, estén en buenas manos.
“En este 2017 debemos ser creativos y diseñar estrategias a fin de lograr mayor relación con los clientes, posicionar nuestras marcas, así como aumentar las ventas”, agrega.
En Guayaquil hay 509 corredores profesionales y un número indeterminado de informales. La Acbir-G ha ofrecido capacitar más a sus afiliados y tratar de incorporar a quienes trabajan sin estar debidamente acreditados, con el fin de que no haya competencia desleal entre ellos y los servicios de corretaje sean garantizados.
“Quiero buscar convenios con universidades de prestigio”, anunció Isabel Wagner, la nueva presidenta de Acbir-G. “Quiero que mis compañeros tengan buenos conocimientos de avalúo de propiedades, seguridad en el manejo de una transacción comercial...”.
La fiebre por la capacitación rebasa las fronteras de Guayas. El corredor Gerardo Pinoargote sostiene que en la vecina Santa Elena, él y todos sus colegas están interesados en conocer a fondo sobre los alcances de la nueva Ley de Plusvalía, razón por la cual realizan y asisten a eventos y foros que tienen que ver con el tema.
Está claro que no pueden darse el lujo de perder un cliente en estos tiempos que escasean, por no saber responder a las inquietudes que los compradores de inmuebles tienen sobre qué tan rentables son sus inversiones luego de aprobada la polémica norma.