“¿Negociar un acuerdo? Es difícil saber, pero quien sea nuevo presidente tendrá una audiencia más receptiva si se ha mostrado pro-América”.

Frank Samolis: “Las preferencias de EE. UU. podrian quedar en una sombra de lo que son”

Alrededor de 200 productos ecuatorianos entran a Estados Unidos, pese a no haber un acuerdo de libre comercio, sin pagar aranceles. Es el beneficio que establece el sistema de preferencias SGP para 129 países, entre ellos, Ecuador. Pero en diciembre se

Alrededor de 200 productos ecuatorianos entran a Estados Unidos, pese a no haber un acuerdo de libre comercio, sin pagar aranceles. Es el beneficio que establece el sistema de preferencias SGP para 129 países, entre ellos, Ecuador. Pero en diciembre se extingue y está en manos de Trump su renovación.

- No es la primera vez que caducan las preferencias SGP y al final siempre se renuevan. ¿Realmente con Trump hay peligro de que terminen los beneficios o se está exagerando?

- El Sistema General de Preferencias (SGP) ha pervivido en EE. UU. desde 1974 y cada presidente desde entonces lo ha apoyado. Lo que ocurre es que Trump es único en comparación con los anteriores. A lo que me refiero es que es tajante en cuanto a acuerdos comerciales y muy enérgico al defender a América. Realmente es posible que revise el programa completo, tal y como se ofrece a los países favorecidos, en tanto que Estados Unidos no recibe nada a cambio y el presidente Trump se define a sí mismo como un hombre de negocios, de intercambios.

- Pero no solo depende de él...

- Eso es. El problema para Trump es que si él quiere hacer eso, también está el Congreso de los Estados Unidos, que es el que aprueba la legislación. Y ahí es donde residen las mejores opciones para la renovación del SGP. Por otro lado, el peligro para Ecuador es que la legislación que reasegure el programa podría añadir requisitos adicionales para los países, los productos o los requisitos de elegibilidad. De hecho, un senador (el republicano Orrin Hacht) ya ha mostrado su preocupación por que los países no estén cumpliendo los requisitos y ha pedido una revisión al Congreso.

- ¿El Congreso, de mayoría republicana, renovará las preferencias o se alineará con Trump?

- Trump ha roto muchos estereotipos de lo que un presidente republicano debería ser en Estados Unidos. En contra de la, teóricamente, filosofía aperturista de los republicanos tradicionales en política comercial, Trump ganó la elección defendiendo el proteccionismo. Así que el potencial conflicto estaría entre los republicanos tradicionales del Congreso que favorecen el libre comercio frente a la Casa Blanca.

- Entonces, sí hay una buena posibilidad de que se mantengan los beneficios, ¿no?

- Yo creo que se renovarán pero, como decía, el peligro aquí es que el nuevo SGP, en caso de ser renovado, podría ser una sombra del anterior y ahí es donde Ecuador necesita proteger sus beneficios existentes.

- ¿Puede tener algún peso en la decisión lo que haga Ecuador?

- Claro que sí hay influencia. Si Ecuador mantiene un postura desafiante ante Estados Unidos o habla mal, los senadores lo escucharán y podrían decir que esos pronunciamientos son inaceptables y pedir que denieguen la extensión de preferencias. Obviamente, Ecuador no tiene la influencia de Brasil o de India, que son los más grandes beneficiarios del SGP, pero sí puede hacer lo que está en su mano para defender sus intereses. Hay un buen número de países pequeños que han demostrado que pueden aprovechar sus ventajas si tienen una estrategia previa y si buscan alianzas.

- ¿Cuáles son esas ventajas, dificultades y las alianzas de las que usted habla?

- La ventaja es que, como Estados Unidos con Trump, Ecuador va a tener un nuevo presidente. Quien sea presidente será nuevo y es habitual concederle el beneficio de la duda a un nuevo Gobierno. Así que cualquiera que sea, tiene la oportunidad de establecer un nuevo diálogo. Ecuador, siendo un país pequeño, tiene inmediatamente una desventaja porque tiene un universo más pequeño de empresas estadounidenses que invierten o que tienen relaciones comerciales aquí, que son las que pueden apoyar al país en EE. UU., frente a las que lo hacen con Brasil o con la Unión Europea. Pero el beneficio es que, al mismo tiempo, Ecuador no se ha elevado al nivel de esos países que generan roces al tener esos beneficios arancelarios. Ser un país pequeño tiene sus ventajas y desventajas. Y es por eso que definir una estrategia para dar más importancia a los aspectos positivos que a los negativos es la única forma en la que Ecuador puede proteger sus intereses.

- ¿Qué aliados puede encontrar Ecuador en EE. UU.?

- Se trata de buscar a gremios como la Cámara de Comercio de EE. UU. o la Federación Nacional de Retail y a los inversores más grandes en Ecuador porque obviamente tienen intereses que proteger. Y pueden hacerlo promocionando a Ecuador y asegurándose de que sus inversiones aquí no peligren por la decisión de EE. UU. Parte de eso depende del Gobierno, pero también tiene su parte el sector privado. Es imprescindible una colaboración. Lo peor que puede hacer Ecuador es llevar al debate dos posturas, la del sector público y la del privado, porque entonces nadie va a entender lo que está pasando.

- Si EE. UU. termina las preferencias, también estaría afectando a sus industrias que reciben materia prima ecuatoriana más barata... ¿Por qué lo haría?

- Cuando un país toma una decisión sobre su relación con otro, indudablemente siempre hay un riesgo de provocar daños colaterales. En este caso, podría afectar a sus exportadores o inversores. Estados Unidos también medirá sus pros y contras.