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El fracaso del Foro de Sao Paulo

El fracaso del Foro de Sao Paulo

Luego del fracaso del sistema comunista implantado por la URSS y la disolución de los países que la integraban, Cuba fue una de las más perjudicadas. El país ya no producía casi nada, los ingenios productores de azúcar estaban en muy malas condiciones, todo estaba en manos del Estado y recibían, dado con mala gana, un subsidio de la que fue la Unión Soviética, a la que le pagaban con el mejor ron de Cuba, que se lo encontraba en las tiendas soviéticas, llenas de telaraña, pues los rusos solo tomaban vodka.

Fidel Castro tenía que ingeniárselas pues el ataque permanente a los Estados Unidos y el famoso bloqueo, recibían el apoyo moral de muchos estados pero de allí no pasaba. Además, ningún país latinoamericano quería embarcarse en una revolución similar con la que Castro se apoderó de Cuba.

En estas circunstancias consideró que se debía impulsar el “diálogo de paz” para lograr victorias políticas. De allí nació el Foro de Sao Paulo en 1990, con el propósito de unificar el comunismo en América Latina, ya que los partidarios estaban desalentados con la caída del muro de Berlín y la terminación de la URSS. El primer paso fue la idea de tomar la iniciativa en los países más poderosos: Brasil y Venezuela, para lograr financiar el castrocomunismo en el resto de América Latina.

Nuevas ideas para mantener el comunismo. Cuando se desmorona la Unión Soviética, y se termina el financiamiento de la Internacional Socialista, los funcionarios cubanos de Castro advirtieron a los miembros del Foro de Sao Paulo que debían adoptar “el modelo del M-19”. Es decir, asegurar su autogestión por medio del narcotráfico. De ahí el afán de legalizar las drogas y a los narcotraficantes de las FARC. Y procurar destruir el ejército y beneficiar las zonas de reserva campesina, corredores de movilidad y narcotráfico.

Al principio, el Foro era algo así como un frente político encargado de proponer acciones. Pero en poco tiempo Castro lo consolidó como una estructura de mando centralizada, encabezada por los más peligrosos grupos terroristas de América Latina, buscando reconstruir la caduca Internacional Socialista en este hemisferio, bajo la dirección de Cuba. Antes, en 1991, se elaboraron los estatutos y se eligieron los directivos: Partido Comunista de Cuba, Partido de los Trabajadores (Brasil), Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (El Salvador), Movimiento Bolivia Libre, Partido de la Revolución Democrática de México. Los Tupamaros de Uruguay.

En 1992 entraron a las directivas la Unión Revolucionaria Nacional de Guatemala y un grupo de terroristas de Sendero Luminoso. Ya en 1995 se sumaron los grupos narcoterroristas de Colombia: FARC, ELN y M-19, aparentemente desmovilizado, el Partido Laborista de Dominica, el Partido Revolucionario Democrático de Panamá, y otros.

La agenda común. El Foro de Sao Paulo elaboró una agenda común para la toma del poder en varias etapas, siendo la primera la implantación de un gobierno populista que pueda ocupar varias presidencias del mismo gobernante con una coalición de izquierda. Para ello, era necesario impulsar el aumento de asignaciones familiares por hijo, subsidios, aumentos de cargos públicos y de salarios y jubilaciones sin aporte previo. En cuanto a los medios de comunicación: A través de la publicidad oficial se debía asegurar que solo tengan voz aquellos periodistas, actores, conductores y artistas oficialistas. Tenía que comenzar la autocensura, que impida el conocimiento de la realidad.

El gobierno debía encontrar un nicho de votantes en las minorías marginadas (indígenas, homosexuales, transexuales, etc.) y aumento exponencial de la delincuencia común, algo esencial para la implantación del neocomunismo. Esta violencia recluye los posibles actos de protesta de trabajadores de clase media. Incluye programas de desarme de la población civil. Al mismo tiempo, la misma delincuencia será en el futuro mano de obra barata del narcotráfico. Fuerzas de seguridad: Desmantelamiento progresivo. Campañas de desprestigio por supuestos hechos de corrupción.

Impunidad en los hechos delictivos. Jueces de Garantías que afiancen la impunidad. Utilización de menores de edad para delinquir, inimputables. Con todas estas acciones la oposición comienza a fragmentarse y a alinearse tras el bando oficialista. Ocupaciones de fábricas no operativas y de tierras fiscales o privadas. Como antesala de las expropiaciones, los capitales extranjeros empiezan a retirarse del país. Se paraliza la inversión. Persecuciones mediáticas a empresarios nacionales. Estatización de empresas privatizadas. Aumento de impuestos a las ganancias o riqueza... Por desgracia, los planes del Foro fracasaron en Brasil, Argentina y todo se remató con lo que está viviendo Venezuela. Además, la muerte de Castro y la desesperación de Cuba de haber perdido a su nuevo apoyo económico Venezuela, los hizo aparentemente, abandonar el plan.