El fisco

“Fiscus” (latín) era la canasta donde los recaudadores de impuestos ponían el dinero para llenar las arcas que mantenían al gobernante y a sus gastos. El fisco es el Leviatán (1651 - Hobbes), un monstruo bíblico, dragón gigante con forma de cocodrilo o serpiente. Es Satanás o Belcebú.

En Jericó, el jefe de los recaudadores de impuestos era Zaqueo. Los judíos evitaban su compañía y los llamaban “zaqueadores”, desvalijadores. Ladrones. Cuando con violencia soldados dominaban militarmente un “sitio” robaban como poder del fisco.

El juez estadounidense John Marshall (McCulloch vs. Maryland, 1819) expresó que: “El poder de establecer impuestos, comporta el poder de destruir”.

Fisco e impuestos son patrimonio del Estado. Fisco es persona jurídica de derecho público, que nada produce. Solo exacciona. Sirve y alimenta al Gobierno mediante los impuestos. Es, además, “agente de retención” de “tasas” (aportes “voluntarios” por servicio público específico, obligado a devolverlas, sin merma ni demora, a sus beneficiarios) y, las “contribuciones especiales”.

Los “impuestos” van al “erario”. “Erario público” es errado. Es pleonasmo. Implica la idea de “público”. No hay erario “privado”.

Los “tributos excesivos son “confiscatorios”. La apropiación por el Estado de “bienes privados” en democracia que defiende la propiedad privada es peculado. Es posible solo en dictaduras.

El logro de beneficios o utilidades en trabajos privados son creación de riqueza y valor. El fisco les “impone” tributos para cubrir su “gasto público”.

Si el Gobierno no es austero y excede los gastos (los “infla”), aumenta el circulante (emisiones inorgánicas o electrónicas), genera “déficit”, aumenta artificialmente la demanda, disminuye la oferta de bienes. Adviene la “inflación” que sube (infla) los precios. Causa escasez, carestía, mercado negro, inestabilidad, desempleo y pobreza. La demanda disminuye para caer, ahora, en “deflación”. Aumenta la delincuencia, deteriora el nivel de vida. Recesión.

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