Octubre sin agenda. El estado de excepción, el decreto 888, que impone un toque de queda parcial en edificios gubernamentales y la convulsión que vive Ecuador opacaron las fiestas hasta hacerlas desaparecer.

De nada sirvió que la alcaldesa Cynthia Viteri, con firmeza y frente a todo pronóstico, haya decretado que Guayaquil festejaría su independencia. Todo fue en vano.

El mismo 9 de octubre, el día en que Guayaquil cumplió 199 años de libertad, el centro de la ciudad estaba convertido en un campo de guerra y olía a gas, a propósito de las manifestaciones contra las medidas económicas. Esto aunque, del lado del malecón, el equipo socialcristiano, con todos sus empleados municipales y de empresas públicas, proclamaba defender la democracia.

Al caer la noche de ese día, la bulla cesó y ese sector de la ciudad quedó sumido en un silencio casi sepulcral. Así ha estado la última semana, desde que empezaron las protestas, con todo y malecón cerrado y con militares pululando las esquinas de entidades públicas.

Ayer en la noche, el clima tenso intentaba pasar el mal rato. La Bota del malecón abrió sus puertas. Lo hizo Guayarte y le copiaron algunas salas de teatro. Desde la Dirección de Cultura, sin embargo, se recordó que todos los eventos públicos permanecen suspendidos.

Son fiestas de octubre a media llave. El martes 8, en el Teatro Centro de Arte se presentó una muestra creativa de 80 estudiantes que han recibido formación artística este año, con obras de pintura, danza folclórica, música, ballet, entre otras disciplinas.

Y aunque el espíritu de fiesta se rehusaba a abandonar a Guayaquil, el director teatral Raúl Sánchez reconoce que desde que empezaron las protestas hubo un claro impacto al sector laboral del entretenimiento. “Estamos respetando todo tipo de protesta y manifestación, pero decididos también a cumplir con las labores de contar historias”, expresa el artista. Por eso, esta noche continúa con la presentación de ‘Ha regresado por ti’, que protagoniza Katty García.

También al artista Ricardo Velasteguí le golpeó la situación. Temía abrir el microteatro de Urdesa por miedo a los saqueos registrados los últimos días y recién ayer retomó actividades.

“Si el fin de semana vaciaron un centro médico cerca de aquí, todo podía pasar”, sostiene. Y agrega que esta reactivación viene condicionada, es decir, ver cómo están las calles, “porque en las redes ya no se puede confiar. El termómetro será la vía pública”.

Velasteguí tiene a media nómina afectada con esta paralización del trabajo. “Son treinta empleados que no han tenido ingresos en los últimos días”.

Afirma también que desde ayer el clima estaba más tranquilo en Guayaquil, y que eso es un poco alentador. “Si no trabajamos no comemos. En todos los casos y a todo nivel”.

Otro que retoma actividades es el malecón. Hoy, el laberinto del terror abrió sus puertas hasta el martes 4 de noviembre. La administración depende también de la estabilidad política.

Durán tampoco celebra

El Municipio de Durán dejó ayer un comunicado en el que se alía a Guayaquil y abandona sus fiestas de parroquialización, a propósito del estado de excepción que vive el país.

La suspensión de las actividades públicas programadas por los 117 años de esta celebración deviene de la necesidad de precautelar el bienestar y la seguridad de los duraneños, avisó la entidad.

Durán es uno de los cantones adonde rebotó la crisis de seguridad debido a su ubicación. Estar cerca del puente de la Unidad Nacional lo vuelve vulnerable. El paso hacia Guayaquil se cerró y mantuvo con dificultades de movilización a ese territorio, que vivió varios días sin bus por los hechos recientes.

Sus fiestas tampoco han sido las mejores, la noche del lunes 7 y la madrugada del martes 8 sufrió varios actos de vandalismo. Un menor murió.