Catástrofe. Vista aérea de una zona inundada en El Indio, un asentamiento humano en el sureste de Piura.

Las familias en Piura ya no aguantan mas lluvias

Florencia Santos y su familia se apresuran en sacar con baldes toda el agua que dejaron las últimas tempestades dentro de su casa. En Piura, norte de Perú, la gente vive con el temor de no resistir el próximo aguacero.

Florencia Santos y su familia se apresuran en sacar con baldes toda el agua que dejaron las últimas tempestades dentro de su casa. En Piura, norte de Perú, la gente vive con el temor de no resistir el próximo aguacero.

Como en el mito de Sísifo, que subía una roca cuesta arriba y, antes de llegar a la cima de la montaña, la piedra volvía a rodar hacia abajo, repitiendo una y otra vez el castigo, Florencia retira el agua de su casa sabiendo que se llenará nuevamente con la próxima inundación, y así sucesivamente.

“Todos los días botamos el agua, y el agua de la calle y de los corrales se filtra. No sabemos si resistiremos otra lluvia”, dice Florencia en la ciudad de Piura, 1.000 km al norte de Lima.

El mismo miedo lo tienen todas las familias que viven en el asentamiento El Indio, en el sureste de Piura, donde las lluvias inundaron sus casas de quincha y calamina (zinc).

El ejército llega con motobombas para tratar de sacar el agua acumulada, que amenaza con transmitir enfermedades a los habitantes. Los pronósticos de inminente lluvia hacen que este esfuerzo parezca en vano. También trabajan para desbloquear las carreteras obstruidas.

Las muertes a causa de lluvias, inundaciones y aludes en Perú suman 84 desde enero; los desaparecidos 20 y los heridos 209. Los damnificados se cifran en 111.098 y las casas dañadas en más de 149.000.

El calentamiento de las aguas del océano Pacífico en el norte de Perú consolidó las condiciones de un fenómeno llamado ‘El Niño costero’, que genera fuertes lluvias.

El agua escurre por los cerros y desciende tornada en avalanchas, que caen en las zonas habitadas o incrementan el caudal de los ríos, desbordándolos. Solo en la región de Piura se contabilizaron 6 muertos, 19.596 damnificados, 229.479 afectados y 47.169 viviendas dañadas.

“Cuando comenzó la lluvia, mis hijos y yo estábamos aquí descansando. Cayó muy fuerte la calamina y, cuando veo mi casa, parece un río. Todo lo que usted ve, todo mi cuarto, es un río”, explica Juan Carlos Navarro, un damnificado.

En la urbanización El Chilcal los pobladores piden más motobombas. Sus viviendas están inundadas con aguas contaminadas y temen que se desate una epidemia de dengue.

La espera ante las posibles nuevas lluvias es difícil. Juan de Dios Viera vive con la angustia: “Puede pasar algo, ni Dios lo convenga, me puede caer la casa encima. Yo y mi esposa tenemos miedo francamente de estar acá, pero no tenemos dónde (ir)”.

Ayuda

Vaticano

El papa envió $ 100.000 como expresión de su cercanía con Perú, para que se distribuyan por intermedio de Cáritas.

Millonarios

El magnate mexicano Carlos Slim envió a Perú 20 plantas potabilizadoras, carpas y otros enseres para los afectados.

Estados Unidos

El gobierno de Donald Trump asignó $ 525.000 para ayudar a los damnificados, informó la embajada en Lima.