
Familiares y soldados rinden homenaje en el funeral de los militares asesinados
Una misa se realizó en la Escuela Militar Eloy Alfaro de Quito, con la presencia de familiares y ministros de Estado
Con un documento de condolencias se quedaron los familiares de los 11 militares asesinados en Alto Punino, provincia de Orellana. Este domingo 11 de mayo se llevó a cabo la misa en la Escuela Militar Eloy Alfaro, en el norte de Quito.
Hasta allí llegaron los ministros de Defensa, Gian Carlo Loffredo; del Interior, John Reimberg; y la canciller Gabriela Sommerfeld. El primero se acercó a los familiares que estaban junto a los féretros, cubiertos con la bandera ecuatoriana, para darles el pésame y entregarles un acuerdo de condolencias.
También estuvieron presentes Ivonne Núñez, ministra de Trabajo; Harold Burbano, ministro de Inclusión Social; y otras autoridades, quienes se mantuvieron cerca del altar.
"Rendimos homenaje a 11 valerosos soldados que, con su sacrificio, nos enseñaron el verdadero valor de la lealtad", dijo Edwin Fernando Adatty, comandante del Ejército Ecuatoriano.
Al mismo tiempo, prometió que sus deudos no se quedarán solos en estos momentos críticos. "Actuaremos con firmeza y en conjunto con la Policía Nacional", añadió, refiriéndose a la crisis de inseguridad que atraviesa el país.
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Dolor en los familiares

Desde las 7:00 comenzaron a llegar los familiares y amigos de los militares, cuyos cuerpos arribaron la noche del sábado 10 de mayo. Se abrazaban y se consolaban unos a otros. Los sollozos no cesaban. Una militar, esposa de una de las víctimas, intentaba sostenerse, sobre todo cuando sus superiores se acercaban a darle el pésame.
Hasta que una mujer, quizás su madre, se acercó a ella para darle un vaso de agua. En ese momento, estalló en llanto. Incluso el oficial encargado de conducir el evento debió detener en un par de ocasiones su discurso para limpiarse las lágrimas.
"Concédeles, Señor, el descanso eterno", repitieron los creyentes para pedir por las almas de las víctimas. El sacerdote castrense nombró varias veces a los uniformados, quienes también fueron declarados Héroes Nacionales por el presidente de la República, Daniel Noboa.
Uno de los momentos más conmovedores fue el toque de silencio, en el que dos uniformados tocaron sus trompetas como homenaje a sus compañeros desde la parte alta del recinto.
"Que el Señor los juzgue con misericordia y les otorgue la vida eterna. Ahora descansan de sus trabajos, pero sus obras nos acompañan", dijo el religioso antes de rociar agua bendita sobre los féretros.
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