
La falta de universidades limita a bachilleres de Playas
Doscientos cincuenta estudiantes copaban las instalaciones del coliseo de la unidad educativa Rashid Torbay, el pasado lunes, que incorporaba a la XLI promoción de bachilleres.
Doscientos cincuenta estudiantes copaban las instalaciones del coliseo de la unidad educativa Rashid Torbay, el pasado lunes, que incorporaba a la XLI promoción de bachilleres.
La alegría de recibir su título se reflejaba en cada uno de los rostros, como también la ilusión de continuar una carrera universitaria que les garantice una profesión, y con ello mejorar su calidad de vida y la de sus familias.
Entre ellos estaba César Augusto Palma, quien recibió la mención como Mejor Bachiller en Ciencias. Lo acompañaban Andreina Conforme y Tito Rodríguez, quienes presentaron el mejor proyecto de grado.
“Todos son talentosos, con capacidad para ser grandes profesionales”, expresó la profesora Emperatriz Suárez.
Bohórquez aspira a estudiar Enfermería en la Universidad Península Estatal, de la península de Santa Elena, para después trabajar y pagarse la carrera de Medicina.
Pero hasta que eso llegue dependerá de la economía de sus progenitores, quienes tendrán que correr con los gastos de los pasajes diarios.
La aspiración de Bohórquez es la de cientos de bachilleres, quienes deben sortear las dificultades de viajar todos los días para estudiar una carrera superior en Guayaquil.
Algunos se quedarán en el camino porque en Playas no hay universidad y solo los de mayor posibilidad económica podrán seguir una carrera.
Hasta hace tres años, la Universidad Estatal de la Península de Santa Elena tenía una extensión académica, que fue suspendida por el tema de las calificaciones.
Solo en pasaje y comida los padres deben tener un presupuesto de 15 dólares diarios.
“Otra alternativa es arrendar un departamento, que cuesta entre 200 y 300 dólares”, dijo Wilmer Suárez, un ingeniero que en su época de estudiante tuvo que viajar en los carros que transportaban mercadería o dormir en el terminal.
Opina que la realidad no ha cambiado mucho, seguir una carrera sigue siendo duro para estudiantes y padres.
“El esfuerzo de los chicos es grande, por eso las autoridades deben preocuparse en buscar una solución al problema para que muchos jóvenes no se queden frustrados”, manifestó Lorena García, madrina de grado de Pedro Mite, a quien le obsequió el anillo de grado.
Ella está dispuesta a ayudar a su ahijado para que continúe una carrera superior.