Europa decidida a crear una fuerza militar

El presidente estadounidense Donald Trump está dando un espectáculo lamentable en Europa. Sembró dudas sobre el compromiso de Estados Unidos con la defensa mutua bajo la OTAN y se retiró unilateralmente del acuerdo nuclear de 2015 entre Irán y los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, más Alemania y la Unión Europea. Tras ello, su gobierno impuso unilateralmente un embargo al envío de bienes a Irán desde cualquier país (incluidos los otros firmantes del acuerdo). Las empresas extranjeras que sigan haciendo negocios en Irán enfrentan ahora la amenaza de sanciones, y los bancos que procesen transacciones corren riesgo de perder acceso al sistema financiero estadounidense. EE. UU. también amenazó con acciones similares en relación con el nuevo gasoducto Nord Stream 2 que unirá Rusia y Alemania. El Congreso estadounidense estudia proyectos de ley que permitirían al gobierno de Trump imponer sanciones a empresas europeas que participen en el proyecto (pese a que están contractualmente obligadas a llevar los trabajos hasta su finalización). Pero los ataques de Trump a la soberanía ajena están dando impulso a un nuevo intento de unificación política europea. Europa atraviesa una crisis económica interna, resultante de la carga de alta inflación impuesta por el euro a los países del sur de la eurozona antes de la debacle financiera de 2008, que redujo seriamente su competitividad dentro del sistema del euro. Estos problemas económicos llevaron al surgimiento de partidos y movimientos nacionalistas euroescépticos en todo el continente. Y luego la decisión británica de retirarse de la UE contribuyó a debilitar aun más el proyecto europeo. Las acciones de Trump ahora obligan a los europeos a aceptar la necesidad de unirse en la defensa de la prosperidad y soberanía conjuntas. El presidente francés Emmanuel Macron y la canciller alemana Angela Merkel declararon que están de acuerdo en la necesidad de crear un ejército conjunto europeo, cuyo objetivo será complementar y fortalecer a la OTAN. La alianza transatlántica no será menos necesaria que antes, ni verán los ciudadanos europeos a sus pares estadounidenses con menos simpatía y camaradería. Saben que habrá EE. UU. después de Trump. Lo mejor es que Europa se ha lanzado una vez más a buscar su unificación política con vigor y sentido de propósito colectivo. Italia, los países del Benelux (Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo) y Alemania habían acordado ya en 1952 la creación de un ejército europeo pero Francia se negó, incluso en una segunda oportunidad. Los franceses apoyaban la adopción del euro, porque querían que los países del Mediterráneo (incluida Francia) pudieran endeudarse en los mercados de capitales con las mismas tasas bajas que Alemania. Pero resistieron la creación de una unión política basada en un Estado central con ejército conjunto y monopolio del uso de la fuerza militar. Si ahora Francia está realmente decidida a combinar los ejércitos nacionales en una fuerza conjunta de defensa bajo comando central de la UE (en vez de una fuerza de intervención para sus antiguas colonias africanas), es muy posible que Macron se gane un lugar en los libros de historia. Todavía hay mucho por hacer, pero si se da, Macron tendrá que darle las gracias a Trump.