Nada es eterno

La confirmación por parte de la OEA de que hubo procedimientos cuestionables en las elecciones celebradas en octubre en Bolivia dio paso a la renuncia de Evo Morales a la presidencia de ese país. Irregularidades que revelaron “manipulaciones del sistema informático” detectadas por el equipo de inspectores, llevaron al organismo internacional a solicitar la anulación del proceso electoral, lo que provocó un cisma social considerable, tras más de una década de administración del Movimiento al Socialismo, liderado por el sindicalista cocalero, cuya participación en elecciones estaba vetada por mandato popular.

Ante el vacío de poder por el que atraviesa esa nación, por la renuncia de los funcionarios que podrían sucederle, el país enfrenta horas cruciales en las que deberá definir un nuevo destino político, sin descuidar los avances económicos que sin duda se lograron en los últimos años.

Queda la moraleja de que ningún régimen dura para siempre, mucho más en una democracia lesionada por ambiciones personales que no concuerdan con los anhelos de la mayoría. Hoy, más que nunca, el pueblo boliviano debe defender el estado de derecho y promover la paz. Solo con ese compromiso se puede avanzar hacia un destino próspero.

’Queda la moraleja de que ningún régimen dura para siempre, mucho más en una democracia lesionada por ambiciones personales que no concuerdan con los anhelos de la mayoría’.