La caseta. Siempre está abierta, la puerta no tiene candado. En el lugar hay basura, cojines, en las esquinas.

De estacion de bombeo a refugio de infractores

Una caseta abandonada en el parque lineal de Kennedy Norte genera temor. Los vecinos piden reconstruirla o demolerla.

Quienes caminan por el sendero, sobre todo pasadas las 18:00, se sienten en ocasiones intimidados; quienes viven en frente o los alrededores, sienten el mismo temor cada que circulan por allí. En el parque lineal de la ciudadela Kennedy Norte, regenerado en el 2013, existe una antigua estación de bombeo que permanece abandonada y sirve de refugio, a decir de los moradores, de adictos, delincuentes y personas sin hogar.

En el 2014 el presidente del Comité de Moradores del sector, Tyrone Portero, hizo público el problema. Sin embargo, pese a los oficios que enviaron al Municipio solicitando la intervención en el lugar, la ayuda no llegó. Al momento la estación, un pequeño espacio integrado por dos casetas de cemento (en algunas partes grafiteadas), sin ventanas, puertas, ni techos (todo ya se lo han llevado), luce completamente desierta. Apenas se observa allí unos retazos de telas y cojines que, a juicio de los afectados -porque los hay- sirven de cama.

“Hace mes y medio decidí salir a caminar por el parque, algo que nunca hacía porque no me sentía seguro, y fui atracado por un joven de máximo 16 años que llevaba consigo una navaja. El chico estaba drogado... Se llevó mi billetera, un iPod y al huir noté que se escondió en la estación, cerca del mangle”. Ramiro Rojas, residente que desde entonces no se atreve a poner un pie en el lugar, no quiso arriesgarse. Entrar allí -pensó- podría ser peligroso.

Francisco Ledesma, que habita en una de las viviendas de la calle José Santiago Castillo, ubicada frente a la entrada principal de este entorno natural, sin embargo, hace tres meses lo hizo. Cansado de ver cómo entraban y salían personas desconocidas del inmueble, “la mayoría de veces con colchonetas y otros enseres”, lo obligó a llenarse de valor para ingresar y retirar sus cosas: ropa sucia, basura, ollas.

Ledesma, a quien le resulta difícil entender cómo estas pudieron instalarse allí con facilidad -sobre todo cuando tienen una Unidad de Policía Comunitaria (UPC) a escasos metros- considera que el lugar es utilizado además como pasadizo de fuga. “La estación tiene un acceso principal y otro que han hecho rompiendo la malla metálica que cerca la infraestructura. Así si uno ingresa por la una, puede salir por la otra... Allí la razón por la que rara vez uno logra pillarlos”.

Si bien existen guardias (municipales) que resguardan el área y agentes de policía que custodian el exterior, el conflicto persiste por la falta de iluminación y la facilidad para ingresar incluso desde la calle cuando el parque está cerrado. La construcción está ubicada junto al puente que une a la Kennedy Norte con Urdesa, por ende hay quienes se lo saltan (está casi al ras de la tierra) y se meten.

Ante la problemática, Antonio Sánchez, también miembro del Comité, solicita que la estación sea regenerada o destruida.

“En el pasado la pedimos como comodato para crear allí el Comité, pero nos lo negaron. Si ahora no se prevé reactivar el centro de bombeo para mantener una afluencia del agua estancada en el estero, o no se crea un centro cultural o de atención ciudadana, entonces deberían pensar seriamente en demolerla”.

Que el bloque esté desierto, que no dé ninguna función tan solo, dice el directivo, incrementa el riesgos de que la ciudadela se torne, con el tiempo, más peligrosa e indiferente para los visitantes.