Aliados. Silvia Salgado salvó a Augusto Espinosa en el CAL y está dispuesta a defenderlo en cualquier comisión.

Espinosa a puerta cerrada

El exministro trata los temas públicos en privado. La Comisión de Educación no ha debatido, hasta el momento, el tema del abuso sexual. Al parecer, no lo hará.

Los periodistas se habían ido ya; las autoridades educativas invitadas a participar de la reunión se habían ido ya; la agenda del día miércoles había concluido y la Comisión de Educación, que preside Augusto Espinosa, se quedó sola en su espaciosa sala de reuniones del tercer piso de la Asamblea. Solo entonces, en la intimidad de lo que llamó “un espacio cerrado”, el exministro de Educación se animó a hablar sobre el tema que al inicio de la sesión había evitado a toda costa: el escándalo de los abusos sexuales en los colegios, por cuya responsabilidad política quiere interpelarlo la oposición. Ayer, este Diario tuvo acceso al audio de lo que dijo ahí: que estaba dispuesto a informar sobre el problema pero “a puerta cerrada”.

Hasta ese día nadie había señalado el conflicto que implica tener como presidente de la Comisión de Educación a un exministro cuestionado por su desempeño a cargo de esa cartera. Lo hizo, apenas instalada la sesión, Dallyana Passailaigue (PSC). Ella presentó un pedido de cambio del orden del día para que Espinosa rindiera explicaciones a la Comisión, donde el tema de los abusos sexuales, curiosamente, nunca había sido mencionado siquiera. Y dejó entrever su intención de impugnar la presidencia.

La solicitud fue negada por mayoría de votos, pero con el consenso de trasladar el tema para la sesión del próximo miércoles. “Nos merecemos una explicación”, dijeron con idénticas palabras Rómulo Minchala (CREO) y el independiente Jimmy Candell. “¿Cómo es posible que la Comisión de Educación no conozca el tema?”. “Nosotros somos los primeros que debíamos preocuparnos por este caso”, “Si nos quedamos cruzados de brazos, somos cómplices”... Hasta Luis Quijije, aliado de PAIS estuvo de acuerdo. E Israel Cruz (SUMA) lanzó una advertencia en tono perentorio, para salir de dudas: “Que quede claro -dijo-, en la próxima sesión nos dará explicaciones”.

“Con mucho gusto”, respondió Espinosa. Pero cuando terminó la sesión y los miembros de la Comisión quedaron solos, volvió sobre el tema para imponer sus condiciones: “No voy a convocar a sesión para tratar este tema”, dijo. Será algo más informal y secreto: “una reunión a puerta cerrada”, “en privado” y “sin presencia de los medios”. Porque “No voy a hablar más de este tema donde estén las cámaras de televisión”. Su teoría es que ya rindió explicaciones ante la comisión Aampetra, conformada para investigar los casos de abuso. Por tanto, “Con la Asamblea yo ya cumplí”. El exministro huye de la luz pública: “Sabemos -dice- que los medios van a estar a la caza”. Eso le preocupa.

En el audio se escucha al ex ministro monopolizando la palabra durante veinte minutos, justificando la permanencia en el sistema educativo de profesores involucrados en casos de abuso (pues es la justicia la que debe determinar su culpabilidad), y de directivos no titulados. Y riñendo con Dallyana Passailaigue, a quien intimidó de manera sibilina: “Deberíamos también -dijo Espinosa- invitar a Roberto Passailaigue (exministro de Educación antes del correato y padre de la asambleísta) a que explique los casos de su época”.

Y otra condición: solo entregará la información a quien la requiera de buena fe. Eso, claro, lo define él, y no hay periodistas incluidos. Acusó a los medios de “sicariato al honor de las personas”, de “sembrar el odio” y de violar sus derechos humanos. Habló de sus hijos, de su esposa y de lo mal que la está pasando. “Detrás de esta persona que en algún momento ocupó el cargo de ministro -dijo- hay un ser humano que tiene que proteger a su familia”. En el escándalo de abusos sexuales en los colegios, Augusto Espinosa es una víctima más.