Miguel Escalada, en el 2019 actuó para el Deportivo Cuenca, su hija Rufina le cambio la vida.

Escalada llego para quedarse

Llegó al país en el 2006 al Emelec, pero ha pasado por seis equipos. El argentino - ecuatoriano se quedará a vivir en el país. En el 2019 actuó en el D. Cuenca.

Año 2006... Un pelado argentino llegó al Emelec procedente de las inferiores de club argentino Boca Juniors. ¿Su nombre? Luis Miguel Escalada. Lo que nunca pensó era que llegaba a la que sería su segunda patria. De entonces a hoy han pasado 13 años y sigue jugando en nuestro medio como delantero.

¡Y se va a quedar a vivir! Este año estuvo en el Deportivo Cuenca y pasó a ser parte del club de jugadores con más de 100 goles.

¿13 años de relación Escalada - Ecuador?

Jamás pensé que me podía quedar tanto tiempo en Ecuador, cuando vine en el 2006 pensé que venía ese año y me iba, pero después se fue dando todo tan bien que no me quería ir más, pero bueno por los temas contractuales fui a otros países, siempre con la idea de volver y hoy que soy ecuatoriano y vivo acá me siento feliz y agradecido por el cariño de la gente hacia mí.

¿6 equipos en Ecuador es algo que poco pasa?

Agradecido con todos porque me trataron bien y obvio la mención especial es para Emelec por todo lo que viví, por los goles, por el cariño y cómo me fue futbolísticamente.

¿Llegaste para quedarte?

Me fui encariñando con el país y hoy en día con mi familia pensamos en instalarnos en Guayaquil una vez que deje el fútbol. ¡Nos vemos en un futuro acá en Ecuador proyectando cosas sobre el fútbol juvenil!

¿El Escalada pelado del 2006 al del 2019 que es padre?

Hay muchísimo cambio, desde dormir mucho las tardes, ahora de padre se duerme cuando Rufina quiere (risas). Cambié, pero para bien.

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¿Qué tal eres como papá?

Creo que buen padre, trato de inculcarle valores a mi hija, es chiquita, pero ya entiende muchas cosas y uno trata de enseñar lo que me enseñó mi mamá y que pueda ser una buena persona cuando sea grande.

¿Rufina, en qué te cambió la vida?

Toda la vida, hizo un giro total, porque ahora es todo para ella y por ella. No pensé que un hijo podía cambiarte tanto, pero ahora vivo para Rufina que sea feliz, que esté sana, cuidarla mimarla y poder darle un buen futuro y acompañarla en lo que ella quiera ser más grande.

¿Qué es lo que más te gustó del país?

Es el cariño que me tiene la gente, después hay lugares específicos muchos. Hay hermosos lugares, el que más me impactó fue Galápagos por toda la naturaleza hermosa.

¿El gordo del 2006 que te decían, al flaco del 2019?

En el 2006 pasaba más en los puestos de comida rápida que en mi casa, vivía con Marcos Mondaini, pero él tenía suerte porque es de contextura flaca (risas), yo no. Ahora es todo al revés, desayuno, almuerzo, meriendo, ceno en casa gracias a Natalia, mi esposa, con ella aprendí a alimentarme bien, no hacer dieta, pero saber qué comer y bueno siempre, los clubes también tienen nutricionista y vamos haciendo planes para estar bien y no sufrir lesiones o contratiempo en la profesión. Claro que también siempre tengo mis permitidos.

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¿Estás en el club de los 100 goles?

Jamás pensé en hacer tantos goles, ni imaginarlo, pero por las noticias fui enterándome que faltaba poco y gracias a Dios ya los pasé, así que me siento un afortunado, van 116.

Lo del 2006 se quedó en la mente de la gente, siempre recuerdan eso.

Fue todo hermoso, era muy joven, jamás me habían pasado las cosas que me tocó vivir. Lo más lindo fueron los clásicos, ese año me tocó jugar 5 y hacerle 6 goles, eso quedó grabado para siempre y en la gente, por eso hasta el día de hoy me recuerdan esos Clásicos: Siempre digo se puede hacer muchos goles en un club, pero los partidos importantes te marcan para el futuro y eso fue lo que pasó en el 2006.

Se vienen los 34 años, en el 2020 a dónde apuntas.

Se terminó un año que la primera mitad no fue tan buena. Ahora apuntamos al 2020, vamos a ver qué nos depara y Dios dirá dónde quiere que vayamos a hacer goles. Se vienen los 34 años y estoy feliz porque me encuentro en un buen momento físicamente, futbolísticamente y familiarmente, así como digo siempre lo mejor está por venir.