Las enseñanzas del terremoto de México

Las ensenanzas del terremoto de Mexico

El proceso de reconstrucción de un terremoto empieza en cuanto la tierra deja de temblar. Pero, para ello hay que reducir las debilidades y aprender la lección. México lo hizo en 1985, cuando un terremoto de 8,1 grados Richter lo sorprendió. E

El proceso de reconstrucción de un terremoto empieza en cuanto la tierra deja de temblar.

Pero, para ello hay que reducir las debilidades y aprender la lección. México lo hizo en 1985, cuando un terremoto de 8,1 grados Richter lo sorprendió. En ese momento su economía estaba mal, tres años antes el país se había declarado en suspensión de pagos ante sus acreedores.

Había negociado la deuda, tenía una inflación alta cuando llegó el movimiento telúrico.

Entonces 2.800 edificios sufrieron daños estructurales y 880 fueron derrumbados totalmente por el sismo.

Y aquí la primera lección, en las nuevas edificaciones se aplicaron más las técnicas para evitar los derrumbes durante los terremotos. Con los nuevos códigos de construcción los edificios pueden resistir un movimiento telúrico de hasta 9 grados.

En este tema, el presidente Rafael Correa dijo que la mayoría de las casas caídas no contaban con las técnicas modernas de construcción antisísmicas.

Un punto que sin duda el país ya lo viene trabajando, pero que ahora lo debe intensificar y hacer que la ciudadanía tome conciencia de la importancia de obedecer los lineamientos de construcción en zonas sísmicas.

México en ese año calculó una pérdida económica de 4.100 millones de dólares. El presidente Correa estima que para Ecuador será de unos 3.000 millones de dólares y que la reconstrucción llevará algunos años.

El país mexicano después de ello creó el Centro Nacional para la Prevención de Desastres, en el caso de Ecuador desde 2008 tiene la Secretaría de Gestión de Riesgo.

En ese entonces, los mexicanos también crearon el Fondo de Desastres Naturales y la costumbre de efectuar constantemente simulacros de sismos en escuelas, hospitales y empresas. Además de instruir a la ciudadanía para tener siempre una mochila de emergencia y llevar un silbato, porque es más fácil escuchar un pito que una débil voz que exclama por ayuda.

Si de lecciones se trata, para Bahía de Caráquez, de la provincia Manabí, la mala experiencia no es nueva. En 1998 tuvo un terremoto de 7,1 de magnitud, como consecuencia un 10 % de las edificaciones de hormigón de hasta dos pisos del sector turístico tuvo daños importantes en su estructura y en las zonas suburbanas el daño fue de más de un 50 %.

En todos los casos la recuperación ha llevado años, no obstante en la medida que se realicen los cambios necesarios la reconstrucción se puede acelerar.

De medios no oficiales se supo que el Gobierno estaría alistando estímulos para que la recuperación económica en las zonas devastadas empiecen. Además, la Comunidad Andina ya está levantando la información y las experiencias disponibles de Bolivia, Colombia y Perú para compartir con Ecuador una planificación posdesastres.

Al final, el simil con México es que el terremoto llegó cuando su economía no estaba bien y el precio del petróleo también era bajo. Pero la tragedia los fortaleció y se levantaron de entre las ruinas, lo que Ecuador también lo logrará a partir del arduo trabajo.