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El encebollado, la cabala cetacea

El tradicional plato ayudó a fortalecer los lazos de confraternidad en Delfín, equipo que le abrió sus puertas a Diario EXPRESO.

Alegría. Todos los integrantes de Delfín disfrutan del encebollado, el plato que desde 2017 se ha convertido en una especie de cábala para el conjunto manabita.

Es jueves en el entrenamiento de Delfín Sporting Club, en el Complejo Los Geranios, en Manta, provincia de Manabí. Los futbolistas se mueven bajo el mando del preparador físico Marcos Conenna, acompañados de un sol canicular. Mientras esto sucede, en otro sector del lugar se acomoda una mesa.

“Llegó el encebollado, pilas muchachos”, exclama Pedro Vera. Este arregla unas tarrinas, el chifle, el limón, unas gaseosas. Los primeros en acudir al llamado son Carlos Garcés, el paraguayo Williams Riveros y el argentino Luis Vila. Luego se suma Robert Burbano, el asistente técnico Rolando Asas y finalmente el estratega Fabián Bustos.

“Esta misma escena se repite desde el año 2017”, recuerda Vera, quien se desempeña como primer vocal de la dirigencia manabita. Aquella vez, relata, “se hizo una gran pretemporada, buenos amistosos y se trajo importantes jugadores”, sin embargo el inicio de campeonato fue amargo tras empatar de local ante Guayaquil City.

“Los jugadores estaban desmotivados, surgió la idea de llevarles un encebollado con la buena albacora y la yuca manaba. Este plato y el momento compartido los motivaron y cambiaron de semblante. Esa semana fueron a la capital y le ganaron a Liga de Quito 0-2 en Casa Blanca.

Desde ese momento el encebollado se convirtió en una especie de cábala e infaltable los días jueves. Según Vera, este popular plato fue parte importante para que el cuadro cetáceo haya sido vicecampeón y clasificar por primera vez a Copa Libertadores. “A quienes más les gusta es a Geovanny Nazareno y al paraguayo Riveros, incluso a veces pide para llevar”, sonríe el dirigente.

Pero no solo encebollado se degusta en el “Poderoso del Puerto”. El cuerpo técnico después de la jornada se da tiempo para preparar unos asados. Utilizan tres parrillas que allí se encuentran, aliñan las carnes y se pone al carbón. Uno de los encargados es el profesor Fabián Bustos.

“Lo hacemos nosotros porque los jugadores son vagos”, bromea Bustos, pero a la vez destaca que estos momentos les ayuda a fortalecerse como grupo, a confraternizar y a consolidarse como una familia.

“Semanalmente realizamos estas convivencias. Han sido inculcadas desde un inicio por el presidente José Delgado. A más de probar un delicioso asado, el grupo asimila que esto es positivo”, señala Bustos. El ‘toro’ recordó que desde su llegada al país siempre ha sido un amante de la comida manabita. Entre sus platos favoritos está el ceviche y el pescado apanado.

La importancia de la nutrición

No abusar de la carne roja

El tema alimenticio y a su vez el índice de masa corporal, son elementos que pueden influir en el desenvolvimiento de los futbolistas. Así lo ratifica Jefferson Pihuave, galeno del club.

Él recomienda que los asados, por ejemplo, se realicen 72 horas antes de un partido. “Debe existir el metabolismo y degradación de la carne roja”.

El médico explica que los futbolistas manejan sus dietas equilibradas en sus casas, pero los menús de las concentraciones, es decir 24 o 36 horas antes de un encuentro, son parte de su responsabilidad como profesional.

En ese marco, detalla que las diferentes comidas se basan en dos proteínas, que pueden ser pollo, carne, pescado, donde se prefiere no sean frituras. Tres carbohidratos variados, pastas, porciones pequeñas de arroz, papa o yuca.

“En los desayunos, por ejemplo, se consume frutas y los tradicionales bolones. Lo más fundamental es la hidratación”, enfatiza Pihuave.

En Delfín se lo identifica a Denis Corozo como el “más comelón” y a David Noboa como el “más especial” (no come de todo).