Empresas tipo B ante la crisis

Por fin hay un nuevo modelo mundial que está impulsando una nueva genética empresarial que implica que los valores y la ética deben inspirar soluciones colectivas, sin olvidar el necesario afán de lucro. Este es un importante avance que permite medir la eficiencia empresarial con indicadores sociales, tales como inclusividad e impacto social; indicadores éticos, como metas anticorrupción y respeto a los derechos, e indicadores ambientales, como ahorro energético y conservación de los recursos naturales. El resultado son empresas que responden a la crisis planetaria con la trilogía social, ética y ambiental.

La crisis del Ecuador se nos presenta como un reto, no hay “ranking” internacional que nos favorezca. Tras $ 300.000 millones de gasto, nuestras universidades siguen estando a la cola del sistema universitario mundial, nuestro sistema de salud sigue adoleciendo de brechas técnicas de calidad, cantidad y oportunidad; los índices de transparencia nos hunden, los indicadores de competitividad, especialmente en seguridad jurídica, tampoco nos salvan. Otros reportes nos etiquetan como lavadores de dinero; a lo interno nuestra deuda pasó de 13,8 a 38,1 mil millones; la producción de petróleo en barriles diarios cayó, en vez de aumentar; el desempleo aumentó de 5 a 5,2 %; el desempleo en jóvenes creció de 15,6 a 18,3 %, creando la nueva secta de jóvenes nini, que ni estudian ni trabajan, y la canasta básica creció de 472,74 dólares a 700,96. Estos datos fríos nos ubican en la realidad.

Ante este escenario, el empresariado ecuatoriano tiene la gran oportunidad de convertirse en un eje importante de borrón y cuenta nueva frente al gobierno que iniciará sus gestiones el 24 de mayo. Dejemos a un lado el Estado todopoderoso que nos ha llevado al escenario descrito y lancemos una propuesta de corresponsabilidad; seamos protagonistas del gran Ecuador que renacerá de las cenizas, cual ave fénix.

Descartes por el 1600 dijo: “Dos cosas contribuyen a avanzar, el ir más rápido, o ir por el buen camino”. Elegir el camino adecuado y tomar las decisiones empresariales correctas tiene un “deadline”: 2 de abril.

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