Captura de pantalla 2025-10-29 161743
Los afiliadores digitales se posicionan como mediadores clave en el ecosistema online de América Latina.Cortesía

El aumento de afiliadores como AskGamblers y su expansión en América Latina

El mercado digital latinoamericano vive un auge de plataformas que conectan a los usuarios con operadores en línea

Durante los últimos años hemos visto grandes cambios exponenciales en América Latina. Mientras que algunos gobiernos todavía intentan ponerse al día, los operadores internacionales les adelantan por la derecha, entre quienes los partners de afiliación, los cuales eran vistos como simples webs de reseñas, ahora funcionan como una capa de confianza, mediando y comparando a los proveedores de juegos y siendo la guía indispensable que todo jugador necesita.

En el ámbito europeo hemos visto esto decenas de veces. En el caso de España, en donde el juego fue regulado en 2011, los afiliados fueron un pilar indispensable, ya que suponían la unión entre usuarios indecisos y operadores recién llegados. En nuestro continente estamos comenzando a ver este tipo de regulaciones, entre las que destaca la de Brasil, que acaba de legalizar parcialmente las apuestas deportivas online en Brasil. Otros países como Perú, Argentina o Chile continúan este legado para colocar a Latinoamérica como una de las regiones con mayor potencial en esta industria.

El usuario cambió las reglas

En mercados donde la regulación aún no está definida, la confianza es primordial asegurar la seguridad a cualquier promoción o bono. La mayoría de los usuarios no se registran en una plataforma online porque aparece en un anuncio, sino porque escuchó hablar de ella en una plataforma de contenido, o espacios digitales que percibe como vía informática. Y ahí es donde los afiliadores encontraron su nicho.

A diferencia de los agregadores tradicionales, estas plataformas ya no solo comparten promociones. Publican reclamaciones de usuarios, rankings, guías de métodos de pago, listados por país y hasta mediaciones en disputas. No es raro que un jugador que ha tenido un problema con un operador encuentre primero una solución a través de un afiliado antes que por los canales del propio casino.

Es destacable cómo los medios latinoamericanos empezaron a referenciar, aunque de forma discreta, fuentes externas especializadas. En reportajes sobre regulación, economía digital o tendencias de entretenimiento, aparecen menciones a comparadores internacionales o comunidades que monitorean el sector. De esta manera, los usuarios pueden encontrar reseñas detalladas, rankings o sistemas de valoración que, aunque no siempre se presentan como protagonistas, influyen en la percepción del usuario. Es precisamente ahí donde muchos descubren recursos como los listados disponibles en AskGamblers, integrados en artículos que analizan el auge de operadores o las dinámicas del mercado latinoamericano, sin romper el tono informativo ni llevar al lector a un clic no deseado.

Crecimiento con estrategia

En los últimos años se está afirmando que el tráfico con origen desde los afiliadores a operadores de presencia en LATAM, ha ido creciendo desde 2022. Esto puede considerarse poco concluyente, pero tiene como resultado algo muy concreto, más retención, usuarios más informados y más registros.

México y Colombia fueron los primeros países de la región donde este fenómeno se hizo latente. En los dos países, los jugadores se acostumbraron a pasar un primer filtro comparando antes de apostar directamente. En Brasil la tendencia es todavía más interesante, las búsquedas sobre plataformas seguras, bonos regulados o métodos de depósito seguros crecieron tanto como las relacionadas con los partidos de fútbol. Y en Argentina, donde las licencias se dan por jurisdicción, los afiliadores ayudan a ordenar una oferta que, de otro modo, sería compleja.

Los gobiernos observan, pero todavía no dan el paso

Una parte de la historia es que los legisladores aún no terminan de entender el papel de los afiliadores. En algunos proyectos de ley en Chile y Perú, por ejemplo, se discute cómo exigir condiciones a los operadores, pero no se hace referencia a qué pasa con quienes dirigen tráfico, ofrecen rankings o publican reseñas. El vacío no es menor: si los afiliadores influyen en la elección del usuario, ¿deben someterse a algún tipo de supervisión?

En Europa, algunas jurisdicciones incorporaron códigos de conducta, sellos de calidad o acuerdos de transparencia para quienes actúan como intermediarios informativos. En Latinoamérica aún no existe esto, pero podría emerger si los volúmenes siguen creciendo. Varios entendidos del sector advierten que, en ausencia de regulación, la autorregulación será clave para evitar que la desinformación se cuele por la puerta de atrás.

¿Qué pasará después?

Lo más probable es que la relación entre afiliadores, operadores y usuarios siga fortaleciéndose por necesidad más que por diseño legal. A medida que más países regulen, las plataformas que ya tienen presencia consolidada ganarán ventaja porque entienden cómo se mueve el usuario latinoamericano. No se informa desde la publicidad, sino desde un rol que se construye con reputación acumulada.

La figura del afiliado no es la de un promotor clásico. Es un mediador de expectativas, un curador de información y, en muchos casos, una voz crítica cuando algo no se sostiene. Por eso, quienes ya operan en la región con años de recorrido se perfilan como actores permanentes, no circunstanciales.

Queda por ver si los gobiernos los integran, los ignoran o los regulan. Por el momento, los usuarios ya lo hicieron, han convertido estas plataformas en su primer paso antes de crear una cuenta, apostar en línea o reclamar algo que no salió como esperaban.

Ahí está el auténtico cambio, no en las licencias, ni en las cuotas, ni en los patrocinios. Está en la manera en que la gente decide en quién confiar antes de dar el próximo paso.

Para seguir leyendo más contenido de EXPRESO, suscríbete aquí.