Obra. María Alexandra Brito muestra elementos carcomidos por la putrefacción y la presencia de hamsters.

De un edificio en ruinas a una galeria itinerante

‘Caníbal’ empezó pasadas las 19:00, pero sin el evento inaugural común a las muestras de arte. Y es que los planteamientos tradicionales no podían aplicarse a esta exposición, cuya ubicación inusual fue parte del atractivo por el que cerca de un centen

‘Caníbal’ empezó pasadas las 19:00, pero sin el evento inaugural común a las muestras de arte.

Y es que los planteamientos tradicionales no podían aplicarse a esta exposición, cuya ubicación inusual fue parte del atractivo por el que cerca de un centenar de visitantes acudieron hasta el lugar.

Para acceder a ella, los asistentes debían descender por una escalera ubicada en la ventana de una vivienda. Esto, debido a que la muestra se llevó a cabo en un edificio embargado al sur de la ciudad, cuyas visibles ruinas eran una parte intrínseca de las obras que ahí plantearon los artistas María Alexandra Brito, Ricardo Coello, Xavier Coronel, Boris Saltos, Jorge Aycart, Leandro Pesantes, Pablo Andino y Marco Sáenz.

Así lo indicó Saltos, quien también fue uno de los mentalizadores de la misma.

“No queríamos solo invadir un espacio abandonado y poner ahí nuestras obras. Abrimos la convocatoria y nos planteamos que todas las propuestas pensaran en el lugar, no como un objeto melancólico y de abandono, sino uno que incorporara lo fantasmagórico del espacio y lo que sucede ahí cuando nadie está”.

Con él concordó Aycart, quien añadió que este tipo de muestras no buscan reemplazar las galerías tradicionales como tal, sino de resignificar un sitio a través del arte e incorporarlo a las propuestas de los distintos creadores.

El resultado fue un recorrido laberíntico a través de los cuatro pisos del edificio donde, en cada piso se exhibían obras, instalaciones, proyecciones e incluso piezas performánticas.

Entre las piezas más llamativas de la muestra estaba la obra de María Alexandra Brito, quien elaboró una mesa para un banquete, cubierta con alimentos putrefactos y ratones que la recorrían.

Pablo Andino, en cambio, propuso una lanza encapsulada por recipientes de vidrio, una crítica a la importancia de los envases y a cómo estos encapsulan distintos mundos.

Sáenz proyectó varios vídeos. Uno de ellos fue transmitido en un espacio donde se veían tablas y una cama, que capturaba a un mendigo cubierto de sábanas.

“El protagonista es una persona que vivía en el solar vacío de al lado. Lo grabé desde que llegó y durante muchos meses. La idea no es mostrar al hombre en sí o la pobreza, sino mostrar su entorno, el universo que habita esta persona desde otra perspectiva”. explicó el artista. MTN