agricultor de Santa Elena
Producción. El comunero Nelsón Tomalá se arriesgó a cambiar el cultivo de maíz por las guanábanasJoffre Lino / Expreso

El reto de mudarse a la fruticultura

Los agricultores de Santa Elena cambian su producción de hortalizas a frutas. La ganancia es mayor; el proceso, lento

A Nelson Tomalá, un agricultor de la población de San Marcos, jurisdicción de la parroquia Colonche, le tocó vencer varios obstáculos para cambiar la mentalidad de sus parientes hasta lograr convencerlos que disminuyan el cultivo de hortalizas y en su reemplazo siembren árboles frutales.

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Tomalá, en su finca de dos hectáreas en donde antes sembraba maíz, pimientos y sandía, ahora tiene guanábanas, mangos y aguacates. La primera cosecha de estas frutas le ha sido de gran rentabilidad económica, muy a pesar de los problemas que encontró en la comercialización debido a la oferta que ya hay en los mercados. “Los frutales deberían ser el futuro de la agricultura en la península”, refirió Tomalá, al explicar su experiencia en este tipo de cultivos.

Pero él sabe que para muchos campesinos resultará más complejo debido a que la primera producción se obtiene después de dos años del sembrío, pero la rentabilidad económica es favorable.

En la misma área rural del noroeste de la península, está la finca del ingeniero agrónomo Wilmer Guale, quien tiene similar concepto al de Tomalá sobre el cultivo de frutas. El agricultor resaltó que los árboles perduran por más de 40 años. Además, solo se siembra una sola vez.

Para Guale, el progreso del agricultor peninsular está en el cultivo de frutas y no en los de ciclo cortos, el experto basa su teoría en la saturación de productos hortícolas en los mercados nacionales. Los peninsulares dedicados al agro en su gran mayoría se han caracterizado por especializarse en el cultivo de hortalizas de ciclo corto. Esto porque en menos de tres meses ya tienen cosechas y logran recuperar la inversión. Por lo que para muchos cambiar los cultivos que han desarrollado por décadas les resultará difícil.

No ha existido planificación agrícola, acá todos sembramos maíz, pimiento, tomate, etc.

Wilmer Guale
Agriculto
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Guale, en su finca, va cambiando de a poco las hortalizas por los frutales, el proceso que emprendió ya lleva más de tres años, empezó con tamarindo y ahora experimenta con cacao y plátano, este último fruto para el consumo en el mercado peninsular. A la par siembra sandía, pepino, yuca y camote, aunque estos últimos cultivos cada vez en menor cantidad.

María Isabel Salvatierra mantiene un cultivo de banano orgánico en Santa Elena, la empresaria indicó que dedicarse a esta fruta responde a la búsqueda de nuevas alternativas en base a la experiencia país que lleva más de 50 años haciendo banano tradicional.

Salvatierra indicó que de acuerdo con los enfoques en los mercados la megatendencia es consumir productos con menos carga química, “en Europa ahora se prefiere los alimentos saludables y debemos producir acorde a la coyuntura.”.

Pasar de un extremo a otro en la agricultura peninsular no será fácil, según Jaime Mora, asesor agrícola rural. Para el experto, entre las principales objeciones de este proceso está el tema económico porque sembrar frutales demanda más inversión. Para quienes se animan a hacerlo, dijo, deberían empezar por combinarlas con hortalizas tradicionales,    así podrán tener ingresos económicos a corto plazo durante el tiempo que demorará un árbol de fruta en producir.

Agricultor Santa Elena
El agricultor Eleodoro de la Luisa cultiva maracuyá desde hace un año.Joffre Lino / Expreso

Mora considera que romper el paradigma de una tradición en la siembra de cultivos de ciclo corto por cultivos de frutas en la zona peninsular será una tarea muy difícil, estima que se debería empezar por la capacitación a los campesinos. Y esto le corresponderá a los entes gubernamentales que deberían ejecutar planes viables de fruticultura en la zona.

La Prefectura de Santa Elena mantiene planes de asesoramiento a pequeños agricultores de aguacate, pitahaya y maracuyá, así como el control biológico en cítricos. “Es verdad que el ciclo corto sí tiene su rentabilidad, pero el objetivo es establecer una producción constante que sea por más tiempo. Así el agricultor tendrá mejores ingresos económicos”, explicó el prefecto José Daniel Villao. 

El despertar en frutas en la Península avanza, aunque no muy acelerado. El asesor técnico en agricultura Omar Núñez dijo que las llegadas de empresas agrícolas como las dedicadas al banano, mango de exportación, uvas y otras, han sido las que han servido de incentivo para que el agricultor local se interese en sembrar frutas. La maracuyá, papaya y badea son las de mayor repunte. Para los expertos se debe a que la producción se obtiene al año. 

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EL PROCESO 

Romper el paradigma de una tradición en la siembra de cultivos de ciclo corto por cultivos de frutas en la zona peninsular será una tarea muy difícil, estima que se debería empezar por la capacitación a los campesinos. Esta tarea les corresponderá a los entes gubernamentales que deberían ejecutar planes viables de fruticultura en la zona, aseguró el experto Jaime Mora, quien se encarga de asesorar a agricultores.

LA GUANÁBANA

Esteban Ponce es otro agricultor que ha tenido éxito con plantaciones de frutas, él está dedicado de lleno al cultivo de guanábanas, ya lleva más de cuatro años con su plantación de seis hectáreas en la comuna Ayangue. En principio Ponce quería seguir la tradición de sus ancestros en la siembra de maíz, pero luego de un profundo análisis se decidió por la fruta. “La gente me tildó de loco, que era imposible”, aseguró.

LA RENTABILIDAD 

La inestabilidad de los precios de las hortalizas en los mercados es el principal problema para el pequeño agricultor, así lo afirma Adriano Eusebio, quien dejó atrás los cultivos de ciclo corto y ahora mantiene un cultivo de pitahayas, naranja y maracuyá en Libertador Bolívar. “Se debe esperar más de año para la primera cosecha, pero siempre la fruta se vende a mejores precios”, señaló.