
Las pensiones de vejez en Ecuador: ¿cómo se comparan con la región?
En la región la mayoría de países fijan la jubilación en 65 años, Ecuador permite el retiro desde los 60
En Ecuador, la jubilación de vejez del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) se otorga como una pensión mensual vitalicia cuando el afiliado cumple la edad y años de aportes requeridos. Según el IESS (Guía de Prestaciones, 2025), los escenarios son: a los 60 años con 30 años de aportes, a los 65 con 15, a los 70 con 10 o sin límite de edad con 40 años de aportes.
El beneficio se calcula con los cinco mejores años de sueldos aportados, multiplicados por un coeficiente ligado a los años de cotización. Además, los jubilados reciben décimo tercero y décimo cuarto sueldo, este último equivalente a un salario básico unificado, pagado en abril o septiembre según la región.
Un rasgo distintivo del modelo ecuatoriano es que el Estado transfiere el 40% del valor de las pensiones del IESS. Este compromiso está establecido en la Ley de Seguridad Social y figura en los informes fiscales del Banco Central del Ecuador (BCE) y en la ejecución presupuestaria del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), donde regularmente se detalla el impacto de este rubro sobre el gasto público.
A la par del régimen contributivo, Ecuador sostiene pensiones no contributivas para adultos mayores en pobreza. El Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) administra la Pensión para Adultos Mayores ($ 50 mensuales) y el programa Mis Mejores Años ($ 100), dirigidos a personas que no acceden a la seguridad social. Según el portal del MIES, estas transferencias buscan garantizar un piso mínimo de protección en la vejez, siguiendo la tendencia regional de ampliar la cobertura social.
¿Dónde se ubica Ecuador frente a América Latina?
En cuanto a la edad de retiro, Ecuador se ubica por debajo del promedio regional. Según la Federación Internacional de Administradoras de Fondos de Pensiones (FIAP, 2024), la mayoría de países de América Latina fijan la edad legal en 65 años para hombres y entre 60–65 para mujeres. La posibilidad ecuatoriana de jubilarse a los 60 con 30 años de aportes lo convierte en un sistema más flexible en edad, pero exigente en densidad de cotizaciones.
En materia de diseño, reportes de la OCDE, BID y OIT destacan que Ecuador mantiene algunas particularidades: el cálculo con los mejores cinco años de sueldos (en contraste con países que utilizan promedios de toda la vida laboral), los pagos adicionales de décimos, y el apoyo fiscal del 40%. Otros países de la región han optado por aumentar la edad de retiro, aplicar promedios de carrera completa y dividir el sistema en pilares múltiples: contributivo, ahorro individual y pensión social.
En el pilar no contributivo, Ecuador no está aislado. Países como Bolivia, Chile, Brasil y México también sostienen programas de pensión social, según datos de la CEPAL (2023). La tendencia regional es universalizar o ampliar estas prestaciones como red de seguridad frente a la alta informalidad laboral que limita la cobertura contributiva.
Fortalezas y alertas del modelo ecuatoriano
- Fortalezas: La flexibilidad en las edades de retiro, la posibilidad de usar los mejores años de salarios, el pago de décimos y la existencia de una pensión social vía el MIES fortalecen la protección en la vejez.
- Alertas: La presión fiscal es cada vez mayor: el BCE y el MEF han advertido que el 40% estatal compromete la sostenibilidad del sistema si no se incrementa la formalidad y la densidad de aportes. De acuerdo con la OIT, este es un dilema común en la región, donde se buscan reformas que equilibren beneficios y sostenibilidad financiera.