
Fausto Ortiz: “¿Cómo le va a la economía de Ecuador? No tan bien, pero sin Luisa”
El exministro de Economía sugiere al gobierno de Noboa pausar la baja acelerada del déficit fiscal para reactivar la economía
Fausto Ortiz está convencido de que el escenario económico habría sido mucho más complicado con el regreso del correísmo. Pero ahora que los resultados electorales le han dado un triunfo arrasador a Noboa, el nuevo Gobierno tampoco tendrá un camino expedito para avanzar a su principal desafío: reactivar la economía que en el 2024 cerró con una caída del 2 %.
- Teniendo indicadores en terreno negativo (alto déficit, baja inversión extranjera, desempleo, una inflación que da señales de que el consumo no se ha recuperado, una economía en recesión), ¿qué enfoque debería tener esta nueva gestión?
- Con la dolarización hemos visto que podemos tener una economía estable y relativamente tranquila, pero lenta porque no puedes ponerle ritmo a la economía solo con política fiscal y más si esta tiene restricciones. ¿Cómo puedes esperar un crecimiento económico si tienes que jugar con un ajuste que te frena el gasto? No se puede. Entonces, de cara al futuro, al Gobierno le tocará discernir: seguimos con el ajuste para estar muy contentos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y mantenerlos a ellos tranquilos y que nos den el financiamiento, o pedimos una pausa al ajuste para darle espacio al crecimiento.
- ¿Por qué es tan clave revisar esto último?
- Porque el país ya ha estado con una política de ajustes desde el 2018, con un freno en el gasto de obra pública, que lo ha puesto en constante estancamiento. El crecimiento que hemos tenido ha sido muy malo en los últimos 7 u 8 años, con crecimiento al 1 % o, lo que es peor, con una caída del 2 % como se ha dado en el 2024. El principal problema de todo esto es el tema del empleo. O sea, se tiene que trabajar en el empleo, bien sea porque el sector público apoya al sector de la construcción, al turismo o a otros sectores que son generadores de mano de obra, o porque le das esa responsabilidad al sector privado. Y en ese sentido hay que aprovechar una ventaja: En este Gobierno está muy clara la línea proempresarial y está muy clara la relación que tenemos con Estados Unidos, elementos con los que se puede contar para poder salir de este estancamiento.
- Sin embargo, desde afuera, bancos como Bank of America o JP Morgan recomiendan al Gobierno seguir el mismo rumbo de disciplina fiscal. Les preocupa, han dicho, el gasto de un 18 % más que se ha hecho este año, algo que no va en la línea con lo acordado con el FMI. ¿Cómo conjugar y mantener el equilibrio de esto?
- Yo no estoy diciendo: “Demos paso al ajuste y el déficit de este año, que está en casi 4 %, llevémoslo al 7 %”. No. Lo que se requiere es una pausa con el ajuste, pero en una trayectoria que le permita decir que al final del octavo año (en caso de reelección) yo voy a lograr esta tendencia declinante. No me pidas que un 0 % de déficit ocurra en medio del primer año de Gobierno, sino a lo largo del tiempo. Decir que vamos a bajar el déficit bajando la obra pública, eso no sirve. El año pasado el déficit fue del 2,5 % (casi $3.000 millones). Fue bajo, sí, pero por algunos gastos que no se atendieron y se mandaron hacia adelante y por eso es bajo.
- ¿Qué gastos son esos?
- Hay rezagados como 3.000 millones de dólares de salud y educación que no se han registrado (en el presupuesto), pero en algún momento hay que hacerlo. Hace tiempo se habla de bajar cinco puntos. ¿Por mantener el déficit controlado vamos a seguir manteniendo rezagado eso de ahí y no vamos a darles los 1.000 millones que demanda la salud y la educación? O sea, no puedes complicarle la vida a la economía por mantener el déficit fiscal. Eso es inadecuado. Hay que pasar ese mensaje: de que es inadecuado.
- Si no es obra pública, ¿qué más recortar?
- Hay que ver qué otros gastos se deberían recortar, como el gasto corriente. Falta revisar el tema de subsidio a los combustibles, que son como $ 3.000 millones, en gas y diésel. Algo hay que hacer también para bajar el gasto tributario (exenciones o no cobro de tributos). Pero en la medida en que la economía se dinamice, podrías mejorar la recaudación.
- JP Morgan ha advertido también sobre la caída de ingresos petroleros a $ 62 por barril, por debajo de lo que el país tiene presupuestado ($ 63,7). ¿Cómo eso complicará el panorama?
- A mí eso me habría preocupado antes, cuando en el 2014 o 2012 el petróleo era el 40 o 50 % de lo que hoy aportan los impuestos. Claro, a todos nos interesa que haya más producción y tengamos más ingresos, pero eso no está pasando. En el mes de marzo tenemos $ 4.200 millones, 600 millones más de recaudación, gracias al alza del IVA. Petróleo nos dejó apenas $ 300 millones. Si el petróleo hoy es la onceava o doceava parte de los ingresos del presupuesto, me preocupa menos... Todo lo contrario, ahí hay un factor a favor.
- ¿Qué factor?
Si se quiere apuntar a la eliminación de subsidios, la presión de quitarlos va a ser menor porque el precio de petróleo ha caído... Entonces, hay que aprovechar el momento de bajos precios. Subiendo un poquito el diésel, que está en $1,80, y llevándolo a $2,20, ya con eso se habrá eliminado el subsidio. Después tocará ascenderlo si el precio internacional sube y ahí sí tendrás que focalizarlo. Hay vías que podría utilizar el Gobierno, que si quiere estar ocho años, necesita tener buenos resultados. Esto de ganar con malos resultados, como ha sucedido el domingo pasado, no ocurre todos los años.
El contexto
El triunfo electoral de Daniel Noboa generó una ola de confianza en los mercados internacionales, que ven en su reelección la continuidad de un rumbo económico que podría estabilizar al país. La expectativa se centra en la disciplina fiscal, y en los nuevos ajustes al gasto que se requieren para estabilizar el déficit.
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