tarjeta de crédito
Compra.- Una persona usa su tarjeta de crédito para hacer pedidos virtuales de productos.Archivo/ Expreso

Existen más tarjetas, pero el consumo no despega

La facturación alcanzó los $ 6.902 millones en los primeros siete meses del año El alza fue de un 25%, menor al 64% que tuvo la emisión de estos plásticos

Los bancos y cooperativas del país cada vez otorgan más tarjetas de crédito. Durante los primeros siete meses del año se entregaron 772 mil plásticos, 64 % más que en iguales meses de 2021 e incluso 28 % por encima que 2019, según datos del buró de crédito Equifax Ecuador.

inflation-istock-1329711182

El ciudadano también debe prever el efecto de la recesión

Leer más

La liquidez del sistema financiero, junto a nuevas necesidades de consumo en un contexto de pospandemia y una alta inflación, son algunos factores que explican esta mayor oferta de financiamiento.

“La demanda de crédito se amplía cuando hay mayor inflación, porque esto implica que las personas van a tener menor poder adquisitivo y ante eso requieren algún ingreso extra o acceso a crédito para cubrir gastos que no alcanzan a pagar con su salario”, señaló David Castellanos, líder de Data y Analítica de Equifax.

Pero si bien hay mayor oferta de este producto crediticio, no todas las personas que aceptan una tarjeta la utilizan, especialmente si ya cuentan con una o más. Para julio pasado existían en el país poco más de 5,7 millones de tarjetas de crédito, de las cuales 3,7 millones se habían utilizado al menos una vez, es decir, 65 % del total.

La facturación de consumos con tarjetas de crédito demuestra una recuperación con relación a los últimos dos años; no obstante, no llega a los niveles de 2019. Según la Superintendencia de Bancos, entre enero y julio, el monto de pagos fue de 6.902 millones de dólares, 25% más que en los primeros siete meses del 2021, pero aún muy por debajo de los 7.890 millones de dólares facturados en iguales meses de 2019.

IncidenciaEn el país, 2,5 millones de personas manejan este método de pago. Eso equivale a que solo 3 de cada 10 personas tienen acceso a una tarjeta.

Sobre el crecimiento de facturación para este año, Castellanos recordó que en 2022 las familias han sumado gastos en sus presupuestos que no hicieron en los últimos dos años por la crisis sanitaria o al menos no en la misma medida, como el pago de útiles, uniformes y pensiones escolares y clases extracurriculares para sus hijos por el regreso a clases presenciales. “Esto genera la necesidad de un mayor poder de compra en bienes que no necesariamente puedes pagar de forma corriente; requieres de un crédito”.

Adicionalmente, uno de los sectores económicos que tuvo una reactivación en ventas en el primer semestre del año fue el turismo, siendo un consumo adicional que han hecho las familias y que cubren a través de un crédito inmediato como son las tarjetas, agregó el líder de Data y Analítica de Equifax.

La demanda de crédito se amplía cuando existe mayor inflación en el mercado.

David Castellanos

Líder de Data en Equifax

Aunque la mayor parte de la facturación se registra como pago corriente, el diferido creció más en los primeros siete meses de este año. Esta modalidad de pago aumentó 30,7 % con relación a iguales meses de 2021, mientras el corriente subió 22%.

Para el analista económico, esto muestra que un grupo importante de personas no tuvo previsión para los gastos adicionales que se han presentado este año y han recurrido a esta facilidad para poder pagarlos en cuotas pequeñas; además, refleja la adquisición de bienes no perecibles que se acostumbran a pagar en diferido, como la compra de vestimenta, pasajes, computadora, etc.

Los 5,7 millones de tarjetas que hay en el país se reparten en 2,5 millones de personas que manejan este método de pago. Es decir, solo 3 de cada 10 personas económicamente activas tienen acceso a una tarjeta en el país. La brecha por género también es importante: 54,4% de los plásticos otorgados se concentra en hombres, mientras 45,5% pertenecen a mujeres.

Por otro lado, del total de número de usuarios, casi la mitad (1,2 millones) maneja un solo plástico; 549 mil tienen dos tarjetas y unas 643 mil cuentan con tres o más.

Priscilla Alvarado es parte de ese último grupo. En marzo de este año recibió su tercera tarjeta de crédito. La aceptó por tener buenas referencias de esa tarjeta y por los beneficios que le ofrecían, entre ellos, la acumulación de millas. Para evitar incrementar sus deudas, solo la ha utilizado para gastos eventuales, pero importantes, de salud. Al comienzo pagaba la totalidad de su consumo mensual, pero luego cayó en el pago mínimo. “Le debo alrededor de 1.500 dólares, estoy pagando el mínimo hasta que logre estabilizarme económicamente y pueda bajar esa deuda”.

Castellanos recomendó tener al menos dos tarjetas, una como principal y otra como “plan b” de manera preventiva, en caso de que haya inconvenientes operativos con la entidad financiera, no tenga cobertura a escala nacional o que el establecimiento comercial no acepte ciertas marcas. Adicional, destinar una tarjeta para gastos corrientes y otra para emergencias.

Forma de pago

  • Utilice el pago corriente para bienes perecibles o gastos fijos como la comida o la gasolina; y pague en diferido aquellos bienes de uso a mediano o largo plazo como vestimenta, computadoras, pasajes de avión.

¿Pago mínimo?

  • Procure pagar la totalidad de lo que se consumió en el mes en la próxima fecha de pago, y evite caer en el pago mínimo, con lo que se terminan pagando solo intereses.

Si tiene una o más de una

  • Si se tienen más de una tarjeta, destinar una para pagos fijos en modalidad corriente y otra para pagos diferidos o exclusivamente para emergencias.