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María de los Ángeles Chang es propietaria de un taller donde se elaboran prendas para dos cadenas locales.JIMMY NEGRETE

Confección de ropa: un oficio que pende de un hilo

La producción nacional de ropa se enfrenta a los bajos costos de las importaciones. La especialización es el futuro de la industria.

“Detesto los pliegues”, subraya Carolina Anchundia. Sus dedos recogen la parte superior de la tela rosada, desde donde se forman los paneles doblados que darán forma a la prenda. Le tomará cuatro horas, y tendrá que rehacer varias veces las partes que se le dificultan. Sin embargo, podrá obviar los errores, porque el producto final no tiene comprador. Es una prueba para un taller sobre esta técnica que, a los 52 años, ha empezado a cursar.

Este retorno a las aulas fue precedido por una baja en su número de clientes, que en la última década se ha vuelto cada vez menor, gracias a la masificación de las importaciones de países como China, Perú y Colombia.

El año pasado se importaron más de 8.000 toneladas de prendas de vestir desde el gigante asiático, los países de la Comunidad Andina y Panamá. Sin embargo, se estima que casi $ 200 millones de la venta de ropa proveniente de estos países se generó a través del contrabando y la venta informal.

La respuesta para quienes se dedican a la elaboración de prendas nacionales, como Anchudia, es la especialización, y la oferta de prendas que no se consiguen de manera masiva.

Viterbo Tumbaco y su esposa, Cristina Hernández, llevan más de una década dedicados a este oficio. Indican que, en la actualidad, su cartera de clientes está compuesta, principalmente, por personas de más de cuarenta años, y jóvenes que llegan a que les hagan arreglos a ropa ya manufacturada.

“Las mujeres de más de 40 años vienen a hacerse ropa porque no encuentran modelos que vayan acorde a su tipo de cuerpo o a su edad, y en eso nos destacamos”, señala Hernández. “La ropa para niños es otro nicho al que queremos entrar. Obviamente, todo esto requiere que nos preparemos, pero es lo que debemos hacer para destacarnos”.

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Vitermo Tumbaco trabaja como sastre desde hace más de una década. Indica que la especialización es el futuro del oficio.JIMMY NEGRETE

Patricia Freire, fundadora de Pato’s Confecciones, dedicada a la confección de disfraces y trajes a la medida, comenta que, pese a tener un nicho en el mercado, la diversificación ha sido clave para la supervivencia de su establecimiento.

“Además de hacer disfraces, también hacemos disfraces para alquilar y trabajamos con muchos colegios elaborando los trajes para las presentaciones que tienen”, indicó.

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Patricia Freire es propietaria de Pato's Confecciones, especializada en disfraces.JIMMY NEGRETE

Tanto ella como María de los Ángeles Chang, propietaria de Ángeles Confecciones, indican que además de la baja en ventas, el sistema de trabajo también se ha modificado en este sector. “Antes trabajábamos con operarios de planta, ahora mucho se hace con contratos satélites en base a la cantidad de pedidos”.

La joven se encarga de la comercialización de prendas para cadenas de ropa, negocio que empezó su madre, Narcisa Cevallos, hace más de 20 años. “El formato del negocio ha ido cambiando, y hemos tenido que adaptarnos”, explica.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el año pasado, se perdieron 12.000 empleos plenos en el sector textilero y las ventas de la producción nacional se redujeron en un 9 %. Pese a ello, aún tiene fe en el futuro del negocio.

“Yo creo que la ropa ecuatoriana es de gran calidad y tiene mucho potencial. Para sobrevivir es necesaria la innovación y la continua búsqueda de nuevos mercados”.

Los textileros buscan nuevos mercados

Para los textileros, además de la innovación, la supervivencia está en la unión. Javier Díaz, presidente de la Asociación de Industrias Textiles del Ecuador (Aite), señaló que el sector se alista para conformar un ‘cluster’ de negocio que permita agrupar a varios productores y desarrollar productos de valor agregado para exportar.

“No queremos producir en grandes volúmenes como los clusters centroamericanos, sino replicar los modelos logrados en España y Colombia”, dijo en una entrevista. Agregó que abrirse a nuevos mercados es vital para la industria, pues la situación en el país para la producción nacional, es complicada.

“Todos los productores, grandes y pequeños, han tenido que modificar el modelo de negocio, porque 60 % de la ropa que llega al país es china. Muchos han tenido que cerrar. Se han perdido cientos de plazas de trabajo”. Agregó que un futuro acuerdo comercial con EE. UU. también beneficiaría al sector y apuntalaría su crecimiento.