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Acción.- Se requiere de la participación pública para tener más seguridad.Cortesía

Análisis: ¿Puede la comunicación colaborar para reducir el crimen y la violencia?

Históricamente, las agencias de publicidad del país se involucraban y adoptaban causas sociales

Antes de dar una respuesta categórica a la pregunta hay que recordar que las comunicaciones de ‘marketing’ y en particular la publicidad sirven para modificar maneras de pensar y comportarse.

Foto de Sistema Grana (11691108)

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Su utilidad va mucho más allá de promover la preferencia por determinadas marcas y el consumo de bienes y servicios. Históricamente, las agencias de publicidad de nuestro país se involucraban y adoptaban causas sociales y realizaban campañas llamadas de “bien público”; se las hacía de manera gratuita y se conseguía también que fotógrafos, músicos, casas productoras, etc., aporten con su tiempo y creatividad, y eran puestas al aire por diarios, radios y canales de televisión que se sumaban cediendo espacio y tiempo para difundirlas.

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Hoy, que la sociedad ecuatoriana está viviendo un estado de guerra contra la delincuencia común y el crimen organizado, pareciera ser que todos nos hemos preocupado de salvaguardar nuestros bienes e integridad y no pasamos de la queja de que el Estado no cumple su función. Nos hemos atrincherado en nuestro metro cuadrado para mirarnos el ombligo, sin hacernos la pregunta clave: ¿qué puedo hacer yo para que esta situación cambie?

Una de las ciudades que más éxito ha tenido en EE. UU. en prevención del crimen es Boston y una de las primeras piezas de su campaña decía textualmente: “No se puede tener seguridad pública sin la participación del público”, verdad innegable. Uno de sus estrategas recomienda lo obvio si se quiere hacer una campaña para mejorar índices de seguridad y eso es seleccionar primero al grupo objetivo a quien debemos dirigirnos, como en cualquier otra campaña.

Se puede elegir dirigirse a las víctimas para que se protejan o a los criminales para disuadirlos. Él recomienda hacerlo a los segundos partiendo de la premisa de que los criminales, en su gran mayoría, son seres racionales y que su incentivo económico debe ser combatido demostrando que los riesgos de prisión, o algo peor, son una posibilidad real.

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Hacer llamados a la moral y al deber ser no funcionan con esas personas. Lo que debe hacerse es informarlos, para persuadirlos, de los riesgos reales a los que se exponen, y que con su conducta arrastran a sus seres queridos.

Otros consejos son: el mensaje debe ser publicitado cuando y donde los delincuentes lo puedan ver. Las campañas dirigidas a los delincuentes funcionan mejor cuando se llevan a cabo en sectores geográficos restringidos. Las campañas dirigidas a los delincuentes deberían enfocarse en tipos de crímenes específicos, no en generalidades.

Puede que suene un tanto iluso, ya que todos hemos escuchado o leído más de una vez la queja de un policía que arriesga su vida atrapando a un criminal que sale libre al poco tiempo o es liberado de manera inmediata, y eso no se arregla con publicidad. Los ciudadanos estamos en la obligación de exigir al Estado que cumpla con su función y eso ocurrirá si se actúa organizadamente. Pero no es excusa para no hacer todo lo que está a nuestro alcance. Guayaquil ya ha demostrado en el pasado su capacidad para resolver sus problemas, esta es una más.

Hoy me tomo la libertad de solicitar a la comunidad de publicidad y de ‘marketing’ unirse a esta lucha, es una oportunidad enorme para desafiar a nuestros talentosos creativos a realizar algo que puede no solo trascender en el tiempo, sino que nos puede devolver la sensación de que no estamos dispuestos a perder esta batalla sin haberla peleado.

El ‘brief’ ya lo conocemos y el tiempo apremia. No hay excusas para no hacer la campaña, ni hay que pedir permiso, ni nadie la puede prohibir.

Como decía Lennon: “You may say that I´m a dreamer, but I´m not the only one”.

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