La doble moral como bandera

“La humanidad tiene una moral doble: una que predica y no practica; y otra que practica y no predica”, decía Bertrand Russell. Cínicos y contradictorios, muchas veces manipulamos conceptos, acomodándolos a nuestro interés. ¿Ejemplos?

Lenín Moreno dijo antier en Roma que Ecuador está “saliendo del abismo” al que lo conducía el correísmo. Lo dijo como si él no hubiera sido el número dos indiscutido durante 6 años seguidos, y luego el becado más caro del país durante otros 3 en Ginebra, y finalmente el candidato heredero de Su Majestad. Como si no hubiera sido el subcomandante en jefe durante la travesía hacia el abismo. Doble moral.

Ejemplo dos: un coro de fieles anticorreístas se rasgaba las vestiduras porque la separación de poderes era un chiste en Ecuador y el Ejecutivo controlaba a jueces y fiscales. El coro tenía razón: un país con la justicia secuestrada es un remedo institucional, un Estado fallido, una tragedia. Pero ese mismo coro hoy aplaude a una fiscal general que usa su poder mediático para intimidar a jueces que no le dan la razón y de paso mandar un mensaje a los demás magistrados. “Si no me das la razón eres corrupto” es la amenaza subliminal de la funcionaria, cuyas ejecutorias merecen un análisis aparte. Es el mismo mensaje que el coro criticaba ayer. Doble moral. Del coro y de la fiscal.

Ejemplo tres: Michelle Bachelet, la comisionada de la ONU, ratificó que la dictadura venezolana ha matado en 2 años a 7 mil opositores, más del doble de los asesinados por la que durante 17 años asoló Chile. Una monstruosidad, que debería forzar a cualquier gobierno decente a romper relaciones con ese Estado criminal. Pero en su mismo informe ella comete la bajeza de culpar a los EE. UU. por la ausencia de medicinas en los miserables hospitales chavistas. Las justas sanciones yanquis fueron en enero, el derrumbe chavista lleva una década. Ella mintió en esta parte, y al hacerlo pretendió aliviarle las culpas a Nicolás Maduro y sus matones.

Doble moral, la bandera de los cínicos. Esa que en asuntos públicos es doblemente dañina porque degrada todo atisbo de coherencia y pulcritud.

“Pero ese mismo coro hoy aplaude a una fiscal general que usa su poder mediático para intimidar a jueces...”.