No al doble discurso

La lucha contra la corrupción se diluye y va quedando solo en un discurso populista en el que se concentran los partidos para ganar las elecciones. La clase política ecuatoriana mantiene una enorme deuda con el pueblo del Ecuador, al no concretar y consolidar leyes que permitan al Estado recuperar los millones de dólares perdidos en acciones ilícitas que siguen estancadas en la Fiscalía. Los legisladores han dejado de lado, al menos por ahora, la posibilidad de incautar bienes en casos de delitos económicos, financieros, contra la administración pública, de producción o tráfico ilícito de sustancias catalogadas sujetas a fiscalización. Llama la atención que aquellos sectores críticos de otras administraciones y que se han declarado defensores de la transparencia no sean coherentes con su discurso. Mientras por un lado exigen sanciones drásticas contra quienes están procesados por diversos delitos, por otro niegan su voto para que exista un mecanismo en el Código Integral Penal que permita ajustar cuentas con la justicia. Hoy le toca al Ejecutivo definir su postura acerca de este fenómeno, cuyos tentáculos se han esparcido por todo el continente sin que nada -ni nadie- lo detenga. Urgen más acciones y menos palabras.