Disenar un proyecto

Sería absurdo plantear que el actual gobierno construya, en el tiempo que le queda por ejercerlo, el proyecto nacional que tanta falta le hace al Ecuador. Sí se le puede pedir, en cambio, que utilice la extraordinaria oportunidad brindada por la vida a sus integrantes, para contribuir a la elaboración de un buen diseño del mismo.

A partir del diálogo, declarado como un instrumento clave de su gestión, orientarlo al diseño de un proyecto nacional digno del nombre, sí es una tarea factible. Ello significa que en cuanto a representación geográfica, todo el territorio debe de estar involucrado. También todos los sectores socioeconómicos y generacionales, reconociendo la diversidad de los intereses. Por supuesto, se requiere generar en la población una voluntad de concertar que ahora luce atrofiada por la inmadurez cívica, la voluntad de imponer y la incapacidad para construir consensos y llegar a acuerdos. Hemos perdido la humildad requerida para aceptar las razones del otro; podríamos partir comprometiéndonos a respetar la elocuencia de los hechos establecidos en cifras, pero también en experiencias vitales. El esfuerzo compartido sería igualmente un mecanismo para reconciliarnos sin caer en un negativo pasar la página, que despilfarre la posibilidad de construir futuro.

’Sin meta y sin brújula luce el Ecuador. Construirle una carta de navegación es un mandato imperativo nacido de la experiencia de estos días’.