Faltan 23 días para que termine el periodo de inscripción de candidaturas y algunas organizaciones ni siquiera han realizado sus elecciones primarias.

Diferentes hasta en lo electoral

Guayaquil y Quito marcan su particularidad en la cantidad de aspirantes a sus alcaldías. Tres factores pesan. Uno es la aceptación del alcalde saliente.

Guayaquil y Quito son ciudades con sus particularidades que se extienden al ámbito electoral. Llama la atención que sus características dispares no se ciñan al clima y en su peso político, económico o poblacional, sino también, por ejemplo, en el número de candidatos a sus respectivas alcaldías.

El Puerto Principal, de momento, registra cuatro precandidatos para suceder al alcalde Jaime Nebot, frente a los más de una docena que esperan reemplazar al primer edil capitalino, Mauricio Rodas, en las elecciones seccionales del 24 de marzo próximo. No solo eso.

La tendencia en Guayaquil es buscar alianzas electorales. Por ahora existen tres en firme: el Partido Social Cristiano y el movimiento Madera de Guerrero; CREO junto a su par provincial, Salud y Trabajo; y la coalición tripartita de Alianza PAIS, Centro Democrático y Democracia Sí. La primera es una alianza en toda la provincia, mientras que las otras dos son en determinados cantones del Guayas. Esto dista de lo que por ahora se ve en la capital: proyectos de alianzas y nada en concreto.

Este fenómeno tiene una explicación, a criterio de algunos consultores y comunicadores políticos, en algunos factores: la aceptación del alcalde saliente, la polarización y la inconformidad del electorado. “Cuando tienes una buena aceptación, hay menos candidatos; y cuando tienes una mala aceptación, los candidatos son más”, así resume su idea el consultor político y director del Instituto Internacional de Marketing y Comunicación, Jorge León, para explicar esta diferencia de postulantes entre Guayaquil y Quito.

La gestión del alcalde Nebot goza del 90 % de calificación buena y muy buena al mes de octubre pasado, según una medición de la encuestadora Perfiles de Opinión, frente al 74 % de los quiteños que califican como mala y muy mala la de Rodas (ver gráfico).

Esto nos lleva al facto de la polarización. Sean muchos o pocos los precandidatos, la tendencia suele marcarse en dos o tres rostros que es lo que a criterio de Alfredo Dávalos, catedrático y consultor político, está pasando en Quito y Guayaquil. “La capital, al no tener una figura de continuidad, como sí la tiene Guayaquil, ha dispersado el voto y las organizaciones políticas postulan a cualquier cantidad de opciones”.

Sin embargo, existe una diferencia: en Guayaquil, la tendencia está más marcada que en Quito lo que deja poco espacio a aspirantes que quieran mover el tablero electoral (outsiders). Aquí entra otro factor: la inconformidad.

El comunicador político, Juan Pablo Mendoza, precisa que la inconformidad se ve reflejada en el alto porcentaje de intención de voto nulo que, según sus cifras, es alto en Quito y bajo en Guayaquil. “Está definido el panorama excepto en Pichincha, porque hay varios perfiles de personas no tan tradicionales y con partidos no tan de antaño y eso es lo que da esta diversificación del voto”.

Los tres coinciden que si bien en Guayaquil hay pocos candidatos es posible que surjan más, mientras que en Quito es posible que el número se reduzca.

Cuenca

La tónica es la indefinición

El ambiente en Cuenca es de incertidumbre. El único aspirante que ha manifestado su intención de correr por la Alcaldía es César Palacios. Existen otros nombres que suenan, pero aún no han proclamado su participación en las elecciones seccionales próximas. En la lista está Esteban Bernal, Jefferson Pérez, Paúl Carrasco y el actual alcalde Marcelo Cabrera. Los cuencanos tienen una percepción dividida sobre la gestión del primer edil morlaco. El 50,24 % califica como buena y muy buena la gestión de Cabrera, mientras que el 49,77 % considera que es mala y muy mala.

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