Devaluacion fiscal

Hace pocos días el Gobierno mencionó el término “devaluación fiscal” para describir una medida relacionada con la Seguridad Social, donde los empleadores eran reemplazados por el Estado en sus aportaciones. No se añadió otra medida como complementaria a la anterior. Este no es un concepto nuevo; a inicios de la década se lo barajó en España, complementariamente al incremento del IVA, buscando con ello reducir los costos para el sector productivo y fortalecer el sector externo.

La medida desnuda dos errores de nuestros conductores económicos: primero, siguen creyendo que el IESS es una dependencia del Gobierno y no una entidad que se debe a los afiliados. Sorprendería que un Estado que le quitó el 40 % de aporte al fondo de pensiones, que quiso desentenderse de una deuda de $2.500 millones a la salud, que ha utilizado los recursos líquidos para que sean invertidos en bonos, termine siendo puntual en los pagos propios, no se diga en los que le corresponderían al sector privado. En segundo lugar, se sigue creyendo que la situación es coyuntural y no estructural. El problema de la economía ecuatoriana no pasa por la recuperación del terremoto del año 2016, ni por el precio del petróleo, pasa por un desorden fiscal, baja formación bruta de capital fijo del sector privado, costos del dinero altos en dolarización, inflexibilidad laboral que impide alentar nuevos emprendimientos, barrera a la movilidad de capitales, como el ISD, entre otros factores.

Ya fumada la pipa de la paz con varios sectores, haberse tomado algunas fotos y escrito varios tuits, va siendo tiempo de tomar medidas que envíen mensajes claros al sector productivo e inversión extranjera. ¿Se va a emprender un acuerdo comercial con EE. UU.? ¿Se va a buscar integrarnos al MILA para movilizar capitales de la región hacia Ecuador? ¿Vamos a hacer algo en serio con la agricultura de exportación? ¿Se buscará revivir los planes con la industria ligera? ¿Se va a derogar la ley de plusvalía que está destrozando empleos? Si no hace algo visible y estructural, lo único que se va a devaluar es la palabra, señor presidente.