Determinan precios del carbono
Los huracanes que asolaron el Caribe, Texas y Florida este año dejaron carreteras sumergidas, casas y empresas en estado de demolición y la pérdida de muchas vidas. Desde entonces las inundaciones han retrocedido, pero las imágenes del desastre siguen en nuestra memoria colectiva.
Los expertos afirman que el calentamiento de los océanos hace que los huracanes se vuelvan más intensos, y otras consecuencias del cambio climático antropogénico (desde graves sequías en el Cuerno de África a inundaciones extremas en Asia) están dejando a millones sin acceso a comida ni un techo básico. Sin embargo, los encargados de definir políticas no siempre han escuchado las advertencias sobre el vínculo entre los combustibles fósiles y las condiciones climáticas letales, a pesar de que se ha ido confirmando con los años.
Esto está cambiando con rapidez. Hoy en día, países, ciudadanos y una creciente cantidad de empresas de todo el mundo están finalmente comenzando a adoptar medidas. Este mes, miles de personas asistieron a la conferencia sobre el cambio climático de la ONU en Bonn, Alemania, para acentuar la ambición global en la lucha contra el cambio climático. Tras el éxito del acuerdo climático de París hace dos años, son altas las expectativas de que haya avances y prosigan las iniciativas de colaboración.
Una de las iniciativas recientes más promisorias es la Coalición para el Liderazgo de los Precios del Carbono (CPLC, por sus siglas en inglés) que reúne a más de 30 gobiernos y más de 180 empresas y socios estratégicos para determinar un valor para las emisiones de dióxido de carbono. La idea es simple: si hemos de cumplir la meta del acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura promedio global a menos de 2º Celsius por encima de los niveles preindustriales (idealmente, a 1,5º), debemos reducir radicalmente las emisiones. Como copresidentes de la CPLC, creemos que una de las mejores maneras de hacerlo es haciendo que el contaminador, en lugar del público, asuma los costes sociales y económicos de los gases que atrapan calor.
En tiempos que aumenta la sensación de urgencia sobre el cambio climático, ya no es aceptable contaminar gratis para que paguen la cuenta las generaciones futuras. Poner precio al carbono es la manera más eficiente de reducir las emisiones globales, mientras se estimula un crecimiento económico sólido y sostenible. Más aún, al fijar un precio a la contaminación los gobiernos pueden generar ingresos adicionales para inversiones en energías limpias, escuelas y centros de atención sanitaria, con lo que ganarían por cuenta doble. Hoy una creciente proporción de empresarios comprenden que poner precio al carbono es una de las mejores maneras de combatir el cambio climático. Además, reconocen que sus empresas pueden prosperar incluso si se esfuerzan por reducir las emisiones. Cerca de 40 países (entre ellos, Canadá) también están fijando un precio a la polución por emisiones de carbono y algunos gobiernos prevén implementar planes similares pronto. Para reducir más aún las emisiones de gases de invernadero y fomentar la vitalidad de la economía debemos mejorar el transporte público, construir edificaciones con uso eficiente de la energía y apoyar las iniciativas de empresas, innovadores e inversionistas para desarrollar soluciones de energías limpias.