Desesperacion los conduce a la ‘antena del suicidio’
Dos hombres han intentado quitarse la vida en este punto en los últimos tres años.
Una antena de telecomunicaciones, de 50 metros de alto, ubicada en la cooperativa 1 de septiembre, en el sector de las Malvinas, sur de Guayaquil, se ha convertido en el ‘arma’ preferida de dos hombres que han intentado quitarse la vida.
El primer hecho ocurrió el 17 de junio de 2016, en aquella ocasión el suicida era Iván Riofrío, quien contó a EXTRA que el abandonó de su esposa y la falta de empleo lo motivaron a lanzarse al vacío.
“Quiero que me den un trabajo. Si no me ayudan, en cualquier rato me vuelto a trepar a esa antena y me voy a tirar”, sentenció Iván, quien en aquel entonces, tenía de 39 años.
Riofrío reconoció que no era la primera vez atentaba contra su vida. Ocho días después del primer intento, el 25 de junio, Iván volvió a subirse a la antena con la misma intención: arrojarse al vacío.
En las dos ocasiones la acción fue impedida por personal del Cuerpo de Bomberos, quien luego de persuadirlo, para que desista de su idea de lanzarse, lo bajaron en un camión escalera especializado para este tipo de rescates.
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Trece meses después, César Antonio Cevallos Dimitrakis fue el protagonista de la descabella idea de suicidio. Ocurrió la mañana del 3 de agosto de 2017.
Cevallos subió a la torre de transmisión e intentó lanzarse. El acto también fue evitado por los socorristas .
La mañana del miércoles 18 de diciembre Cevallos repitió la desesperada acción. A las 04:00 salió de su casa, avanzó cuatro cuadras, luego de colocar unos cartulinas, donde explicaba los motivos que lo llevaban a a tomar la fatal decisión se subió a la antena y allí permaneció encaramado por casi tres horas.
Finalmente, a las 07:00 su desesperada acción fue evitada por los miembros del Cuerpo de Bomberos que acudieron al auxilio y lo salvaron.
Dos horas después EXTRA conversó con Cevallos para conocer que lo motivó a quererse suicidar lanzándose desde una antena. También le preguntamos, si lo volvería a hacer.
César Antonio tiene 49 años y según su testimonio desde hace cuatro años esta desempleado. “No tengo que ofrecerle a mi esposa, a mis hijos, ni a mi nieta, quien es el ‘motor’ de mi vida. Yo no esto loco, sino ‘chiro’ y eso me tiene desesperado”, confesó.
El hombre afirmó que la idea de suicidarse no ha dejado de cruzar por su cabeza y que, al menor descuido, lo volvería a hacer.