
Pocas denuncias en los robos con escopolamina
El jefe de esta unidad en la Zona 8, el coronel Carlos Coloma, explica que es un crimen que poco se denuncia y que en el 95 % de los casos registrados las víctimas sobreviven a la ingesta de escopolamina, que es la sustancia más usada para este tipo de
La madrugada del 13 de junio, un hombre fue encontrado sin vida en los exteriores de una vivienda de la ciudadela Urdenor 1, en el norte de Guayaquil.
Según los primeros datos de la Unidad de Muertes Violentas de la Zona 8, el hombre no tenía signos de violencia en su cuerpo, por lo que no podían determinar en ese momento la razón de su deceso. Lo que sí especificaron es que junto al cadáver encontraron vómito y no hallaron sus documentos de identificación.
El fiscal Wilfrido Hidalgo solicitó que se le practique una prueba toxicológica para determinar si recibió una sobredosis de alguna sustancia. Se presume que pudieron utilizar escopolamina para robarle sus pertenencias.
Este suceso es uno de los 218 casos que los agentes de la Sidprobac investigan, en lo que va del 2017, por el delito de robo bajo la modalidad del uso de sustancias.
El jefe de esta unidad en la Zona 8, el coronel Carlos Coloma, explica que es un crimen que poco se denuncia y que en el 95 % de los casos registrados las víctimas sobreviven a la ingesta de escopolamina, que es la sustancia más usada para este tipo de delitos. “Nosotros tenemos esta cifra porque nuestros agentes los encuentran en las calles, pero una vez que se recuperan en algún centro de salud deciden no ir a la Fiscalía por el miedo a qué dirán sus familiares o amigos”, indica.
Con él coincide el fiscal Víctor González. “El índice de las personas afectadas son varones, pero se presume que la mayoría no denuncia por la vergüenza, ya que en los casos que hemos tratado los drogan en centros de diversión de adultos. Les echan las sustancias, les roban y aparecen por la calle. Y solo en algunos casos se ha dado la muerte”, precisa.
A comparación de los datos que maneja la policía, González estima que hasta la Fiscalía de Flagrancia llegan dos o tres casos al mes. “Hace unos quince días vino una señora que había subido a un taxi pirata y ella se sintió mareada y dijo que el sujeto la empezó a manosear. Se bajó y vino a denunciar, pero fue por abuso”.
Los centros de diversión nocturna, la terminal, los parques y el interior de vehículos son los sitios donde más se han registrado los casos. “Pero esas víctimas no aparecen ahí, sino que las dejan botadas en lugares periféricos como la vía Perimetral o la Narcisa de Jesús, en lugares donde exista poca afluencia de personas y poca iluminación”, afirma el fiscal.
Los delitos de este tipo también tienen la característica de no registrar detenidos, pues el denunciante pierde la memoria y pocas veces se logra identificar a el o los involucrados. El jefe de la Sidprobac confirma que de enero a la fecha ninguna persona ha sido aprehendida por alguno de los 218 casos.
“El objetivo no es matar”
El doctor Alberto Ramírez, médico legista de la Fiscalía, explica que el desconocimiento de las consecuencias que genera la sustancia por parte de los que la suministran provoca (en algunas ocasiones) la muerte de la víctima. “El objetivo no es matar, sino sacar plata de los cajeros y cosas así. El problema es que los delincuentes por desconocimiento le dan mucha droga, la persona tiene una sobredosis y puede convulsionar y morir”.