ESTUDIANTES DE LA ESCUELA ISLA SAN JOSÉ (3900499)
Imagen de archivo de alumnos de la escuela fiscal Isla San José rindiendo exámenes en un ciclo lectivo anterior.EXPRESO

Decisión de que escolares no pierdan el año causa temor de más facilismo

Educadores consideran que lo principal es involucrar más a los padres d familia en el proceso de enseñanza-a´prendizaje

La reciente disposición del Ministerio de Educación, adoptada con el fin de reducir el abandono escolar, causa recelo entre profesionales vinculadas a este campo, por la posibilidad de que afecte el rigor académico y fomente el facilismo.

La ministra de Educación, Alegría Crespo, anunció cambios en la normativa de evaluación, entre ellos que los estudiantes de segundo a séptimo año de educación general básica (antes primaria) no podrán perder el año escolar por bajas calificaciones.

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Pero aclaró que la posibilidad de que repitan el año escolar sigue vigente por una necesidad especial del estudiante o por inmadurez cognitiva, lo cual deberá ser resuelto por una junta de curso y los padres de familia.

“Si bien es cierto con esto se resuelve en parte el problema de la deserción estudiantil, que también es producto de pobreza, migración, inseguridad... se debe buscar que toda la comunidad educativa, incluidos los padres de familia, se comprometan en el proceso de enseñanza-aprendizaje, para que el resultado no se convierta en facilismo”, plantea Bolívar Potes, maestro y dirigente de un gremio de profesores de educación primaria.

“Se debe estimular y evaluar al estudiante en un proceso integral, con la participación y apoyo de los padres”, insiste.

En ello concuerda el psicólogo educativo Stalin Perugachi, quien asegura que la repitencia se produce solo cuando la institución ha agotado todos los recursos e instancias para que el menor mejore su rendimiento o condiciones y esto no ha ocurrido, a menudo por la falta de apoyo de los padres de familia.

Reconoce que eso tiene un impacto en la parte emocional del alumno, lo que obliga a un acompañamiento psicológico.

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Pero advierte que el exceso de oportunidades, en una sociedad que no se hace cargo del proceso educativo, genera despreocupación. Más aún si no hay corresponsabilidad de los padres.

“La evaluación es un proceso y no un suceso, pero debe ser enfocada para que proporcione una retroalimentación precisa sobre el progreso académico de los estudiantes y ayude a identificar áreas de mejora. Y es a través del rigor académico que se puede garantiza que las evaluaciones sean significativas, preparando a los estudiantes para desafíos futuros y fomentando un aprendizaje sólido y duradero”, dice Juan Carlos Rodríguez, rector del Centro Educativo Naciones Unidas (CENU).

"Y esto lo debe entender toda la comunidad, cuando la evaluación no tiene ese empoderamiento, los resultados generales del proceso se afectan en los siguientes años. Si no fomentamos el rigor académico y flexibilizamos los procesos de evaluación, difícilmente podremos avanzar", agrega el también exsubsecretario de Educación..

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