Decenio para la Seguridad Vial
Después de tres años concluye el denominado Decenio de Acción para la Seguridad Vial, establecido por las Naciones Unidas en marzo de 2010.
Por entonces el llamado fue: “Exhorto a los Estados Miembros, los organismos internacionales, las organizaciones de la sociedad civil, las empresas y los líderes comunitarios a garantizar que el Decenio produzca mejoras auténticas. Para dar un paso en esta dirección, los gobiernos deberían dar a conocer sus planes nacionales para el Decenio cuando este se ponga en marcha a nivel mundial el 11 de mayo de 2011”.
Cuando en el Ecuador el nivel de accidentalidad creciente establece que se vive un notable estado de inseguridad vial y que la mortalidad ocasionada por ella empieza a colocarla entre sus primeras causas, resulta conveniente, en caso de que la exhortación del Sr. Ban Ki-moon, secretario general de las Naciones Unidas, se hubiese cumplido, revisar su contenido.
¿Son nuestras carreteras tan buenas vías como se ha proclamado, poniéndolas como muestra de la cuantiosa inversión pública que los buenos tiempos de los altos precios del crudo permitió realizar?
¿Reciben los automotores que por ellas circulan los controles adecuados, orientados a evitar que las diversas fallas mecánicas posibles sean una de las causas que incrementan la frecuencia de accidentes con alta mortalidad?
¿Tienen quienes conducen la amplia gama de vehículos que por ellas transitan la responsabilidad, la pericia y la prudencia requeridas para hacerlo, sin poner en riesgo su propia vida, la de sus pasajeros y la de los transeúntes?
Valdría que a propósito de la voluntad de cambios que parece imperar en la República, prescindiendo de cómo afecta a sus intereses políticos, las autoridades respectivas empiecen a tomar las medidas requeridas. Abundante literatura internacional existe al respecto.
A propósito de la década aquí rememorada se ha generado importante material y, cabe resaltarlo, en la denominada sociedad civil, precisamente por la magnitud del problema, se han creado instituciones que han elaborado magníficos estudios sobre lo que a su criterio debería hacerse para procurar resolverlo. Solo cabe entonces, recuperar esos esfuerzos y en un trabajo conjunto, en ámbito nacional y local, creando conciencia ciudadana, proceder en consecuencia.