
Dawn Hetzel: “Los jovenes son el eje para frenar el desempleo”
Como presidenta de JCI, Hetzel cree que los jóvenes tienen la responsabilidad de involucrarse y apropiarse de los problemas que enfrentan las comunidades.
Como presidenta de JCI, Hetzel cree que los jóvenes tienen la responsabilidad de involucrarse y apropiarse de los problemas que enfrentan las comunidades. Debemos ser actores en lugar de espectadores, trabajadores en lugar de clientes, dice.
“Cuando adquirimos un interés activo en la sociedad y comprendemos lo que ocurre a nuestro alrededor, logramos que se produzca un cambio”, que se genere un impulso para combatir el maltrato, la corrupción e incluso la contaminación.
- En Guayaquil, por no decir en todo el Ecuador, los índices de violencia son cada vez más alarmantes. ¿Desde JCI, que promueve una cultura de paz a través de la campaña ‘La Paz es Posible’, qué se está haciendo para enfrentar el problema?
- Muchas cosas. En Guayaquil los miembros de la organización están trabajando en conjunto con la fiscalía, los padres y las escuelas en una campaña que habla sobre la importancia de respetar las diferencias de quienes viven en nuestra comunidad, y de crear diálogos y puestos de trabajos en las empresas, por ejemplo, que promuevan a que las personas salgan de la pobreza y restauren el sentido de la dignidad, que de una u otra manera los ayudará a lidiar con sus emociones y reducirá su preocupación.
- ¿Suena bien, pero cómo lograrlo cuando el nivel de desempleo es alto? ¿Cómo hacerlo cuando algunos titulados terminan trabajando en empleos inferiores a su nivel de estudio porque no hay más opciones?
- Con políticas públicas y el apoyo de la empresa privada. En Ecuador quienes integran la organización dictan capacitaciones para aprender a debatir, a hablar, a emprender. Los miembros le enseñan a la comunidad a generar proyectos económicos, sustentables. Pero las autoridades son quienes facilitan y hacen viable cualquier impulso. Todo es más fácil cuando nos escuchan. Y es que los jóvenes en general, sobre todo aquellos que participan en escenarios más abiertos, más plurales, más diversos, tienen mucho que decir. Sus exigencias pueden reconstruir una sociedad.
- ¿Y cuál es su relación con ellas? ¿Qué tan factible es cristalizar un proyecto en conjunto con las autoridades?
- Ahora es más fácil que antes, hay más apertura para este tipo de iniciativas. Con el Ministerio de Educación, por citar un caso, se pretende que la clase de educación vial sea incluida en el pénsum escolar. Las estadísticas evidencian un alza en los accidentes de tránsito. La idea es llegar a las bases, a los niños, para desde allí educar a la población. He venido a Ecuador para lograr un acercamiento con los gobernantes. En la ciudad esto se ha logrado ya con las autoridades de tránsito y ciertas fundaciones que facilitarán la emisión del mensaje. JCI Guayaquil, sin embargo, no descarta la idea de hacer programas para preservar al ambiente.
- Recuperar al estero Salado sería un gran logro...
- Así es. Y por eso una representante de JCI Urdesa, una de las sedes que actúan en la ciudad, viajará este año a Malasia para adquirir conocimientos y herramientas que los ayudarán a frenar los efectos de la contaminación y recuperar el ecosistema. Ese sería el primer paso. En la organización las acciones locales hacen eco en el mundo, es posible entonces que algunas ideas extranjeras puedan aquí ser replicadas y viceversa. Todos tienen algo que aportar.
- ¿Hay alguna en mente?
Por supuesto. Estamos enfocados en declarar el 21 de septiembre como el día para limpiar el ecosistema. Aún estamos puliendo detalles. ¿Qué se hará? Lo decidirá cada sede, las cien que se asientan en el mundo, las 13 que se levantan en el país. La meta es que todas realicen una actividad relacionada a ello, con los árboles, los mares, la basura, la tierra...