Papa Francisco durante la homilía en el parque Los Samanes en Guayaquil.

Se cumple un ano de la visita del papa Francisco a Ecuador

El Ecuador tuvo hace un año exactamente la visita de un huésped de honor que llenó de esperanza y fe al país. Fue nada más y nada menos que Jorge Mario Bergoglio mejor conocido como el papa Francisco, quien como parte de sus visitas en países sudamericanos recaló en el nuestro. Como parte de su visita desde el 5 hasta el 8 julio de 2015, realizó diversas actividades en las ciudades más importantes del país como Guayaquil y Quito.

El pontífice arribó a Quito a las 14h44 (hora local) en el Airbus A330-200 de la compañía Alitalia al aeropuerto internacional Mariscal Sucre donde fue recibido por el propio presidente Rafael Correa y la comitiva presidencial entre aplausos y mucha alegría.

El regocijo era evidente pues habían transcurrido 30 años hasta aquel momento que el Ecuador no recibía la visita oficial de un papa. La última visita había sido la de Juan Pablo II el 29 de enero 1985. Aquel periplo lo tuvo en Quito, Latacunga, Cuenca y Guayaquil.

Durante su estadía Francisco tuvo momentos y frases memorables que quedaron en lo profundo de los corazones y pensamientos de los ecuatorianos. En su visita al santuario de El Quinche, sobre los ecuatorianos señaló: “le pregunté a Jesús ¿qué tiene este pueblo de distinto?, y yo los noto divinos y humanos, seguro que son pecadores, yo también, pero el señor perdona todo”.

Pero sin duda alguna una de las frases que más recuerda el Ecuador fue la mencionada ante cientos de miles de feligreses durante su homilía en el parque Los Samanes de Guayaquil. “Lo más lindo, lo más bello y lo más profundo para la familia; está por venir. El mejor de los vinos está en la esperanza de cada persona que se arriesga al amor. En la familia hay que arriesgarse al amor”, afirmó Francisco.

Pese a diversas circunstancias y sucesos que han ocurrido en el transcurso de este año en el país como por ejemplo el terremoto suscitado el 16 de abril, que afectó mayormente a las provincias de Manabí y Esmeraldas, la fe y la esperanza brindada por el papa sigue latente en sus seguidores y sus palabras llenas de sabiduría permanecen en los ecuatorianos.