Con extremas medidas de seguridad fue recibido —el 3 de noviembre— en Cuenca el presidente de la República, Lenín Moreno, quien asistió en la tarde a la sesión solemne por los 199 años de fundación de la ciudad, de la que se retiró unos 30 minutos antes de que terminara.

A su salida, Moreno dijo que el centro histórico fue cercado con vallas por una medida de seguridad, debido a la advertencia de que un grupo de agresores estaba en los alrededores con la intención de atacarlo.

Los incesantes gritos de un grupo de manifestantes que gritaban “Fuera Moreno fuera”, fueron escuchados por la bien escoltada caravana presidencial que abandonó el centro cuencano antes de las 18:00. El cierre de los alrededores del edificio municipal, que incluyó el parque Calderón, provocó el descontento en los transeúntes. El malestar se hizo escuchar por las redes sociales.

A través de Twitter, más temprano se había informado que el temporal bloqueo de las calles, que se quitaron antes de las 19:00, era por la sesión solemne y que no tenían nada que ver con el estado de excepción que rige en el país desde la primera semana de octubre, por las protestas y actos vandálicos registrados en el país.

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En la tarde, también por Twitter, el Municipio pidió al Gobierno que retire las vallas para que los peatones y visitantes pudieran disfrutar de la ciudad sin restricciones. Un ambiente de tensión se evidenció en la sesión solemne, en la que el alcalde de Cuenca, Pedro Palacios, expuso su plan de obras para la ciudad, a través de un largo discurso, que fue escuchado atentamente por Moreno y los demás invitados, entre ellos, el prefecto de Azuay, Yaku Pérez Guartambel, quien estuvo sentado frente a frente con el presidente. Pérez fue uno de los líderes del movimiento indígena que rechazaron la eliminación de los subsidios a la gasolina y al diésel.

Durante su discurso, Moreno, además de enumerar el aporte del Gobierno central a Cuenca, dijo que no emitirá ningún decreto de focalización de subsidios, mientras el diálogo nacional no haya concluido.

Aprovechó la ocasión para defender su propuesta de eliminar los subsidios porque, dijo, no es justo que el dinero del pueblo se use para el narcotráfico y para engordar las finanzas de los traficantes de combustibles.

El presidente dejó claro que no permitirá que aquello continúe ocurriendo en el país porque, añadió, los subsidios tienen que ser justos, equitativos y focalizados.