El viaje. Durante las primeras horas, los seleccionados fueron enviados a diferentes repartos del Oriente.

Van al cuartel porque ni estudian ni trabajan

La mayoría de los aspirantes hizo filas desde la tarde del viernes pasado atraídos por los beneficios que les ofrece las Fuerzas Armadas. Uno de ellos es el aprendizaje de un oficio independiente de la instrucción militar, como electromecánica, panader

Sonriente y posando para el lente de la cámara de su teléfono celular, Luis León, de 18 años, se despidió de sus padres, quienes acudieron ayer a dejarlo en el Centro de Movilización de Guayaquil, donde se realizó el acuartelamiento de los nacidos en la leva de 1998, segunda llamada.

Luis es parte de los 1.138 jóvenes que lograron acuartelarse de forma voluntaria, con la intención de encontrar mejores oportunidades con la realización del servicio militar. “No estoy estudiando porque no obtuve un cupo en la universidad pública donde quería seguir la carrera de Ingeniería Comercial; tampoco encuentro trabajo. Prefiero adquirir experiencia en el cuartel y si la suerte me acompaña realizar una carrera militar”, dice con entusiasmo.

Detrás de Luis hay una enorme fila de chicos que, al igual que él, no han podido ingresar a la universidad y tampoco han tenido éxito en el sector laboral.

“Llevo un año buscando trabajo, pero solo piden personas con experiencia. Tampoco he podido lograr un cupo en la universidad, a pesar de que tengo buenos puntajes. Para no hacer nada, prefiero irme al cuartel para servir a la patria”, anota Iván Iza, de 19 años.

La mayoría de los aspirantes hizo filas desde la tarde del viernes pasado atraídos por los beneficios que les ofrece las Fuerzas Armadas. Uno de ellos es el aprendizaje de un oficio independiente de la instrucción militar, como electromecánica, panadería, carpintería, soldadura, entre otros.

En todas las bases de movilizaciones del país se efectuó el mismo proceso que reclutó a 5.000 jóvenes a nivel nacional.

La novedad de la jornada

Una mujer entre más de 5.000 aspirantes

Decidida y ante la mirada de más de 5.000 varones, Marilyn Andrea García Pozo, de 18 años, se presentó al Centro de Movilización para acuartelarse. Pero no fue aceptada, debido a que aún no existen instructores para mujeres ni la infraestructura adecuada.

Ella llegó a Guayaquil el viernes en la noche desde el cantón Balao, provincia de Guayas. Su objetivo es ingresar a la Marina, pues le gusta el mar, al igual que su padre, quien es pescador.

En el Centro de Movilización de Guayaquil fue atendida por el comandante Alfredo Arboleda, quien le entregó un certificado de presentación al servicio militar. Además, le dio las guías necesarias para que pueda seguir una carrera en la Marina. No es la primera vez que una mujer intenta acuartelarse.

El servicio militar para mujeres se establece por la igualdad de género que contempla la Constitución y que consta dentro de la Ley de Servicio Militar. Pero en la práctica aún no se lo aplica.

Voces

Daniel Carmona es bachiller, tiene 18 años

“Ni en la universidad, ni en las empresas hay oportunidades para los jóvenes; ojalá que me acepten en el cuartel para ver si puedo seguir una carrera en el ejército”.

Daniel Reyes, no trabaja ni tiene cupo para la universidad

“Mis padres me aconsejaron que me vaya al cuartel en lugar de estar en casa sin hacer nada. Ellos tienen miedo que caiga en las drogas, debido a que no consigo nada”.

Willian Adrián, se graduó el año pasado y no consigue trabajo

“Quiero aprender un oficio en los seis meses que dura el acuartelamiento. Espero que al salir pueda encontrar algún trabajo, ya que hasta ahora no lo tengo”.

MTM