Creencia. Ahora que el Cristo se muestra en el exterior del santuario, decenas de fieles llegan a pedirle favores.

El Cristo del Consuelo tiene una fiesta mensual en el sur

Francia es una de cientos de miles de devotos del Cristo del Consuelo que cada mes se congregan en el santuario con intenciones de lamentos, súplicas y acciones de agradecimiento por favores recibidos.

La misa termina. Francia Román camina entre las bancas a las que llega cada domingo. Ve a su Cristo. Ora. Humedece las manos con agua bendita y se lleva algunas gotas a la ceja derecha.

No tiene nada. Ningún mal la aqueja. Quien está enfermo es su marido. Le creció una mancha negra a la altura de la frente que ya casi llega al párpado. Cree que no es necesario que su esposo esté presente en el ritual. Está convencida de que el Cristo le hará el milagro.

Pasan semanas. La mancha ha desaparecido. No sabe cómo pasó, ni cuándo; pero tiene ahora otra misión, agradecer.

Francia es una de cientos de miles de devotos del Cristo del Consuelo que cada mes se congregan en el santuario con intenciones de lamentos, súplicas y acciones de agradecimiento por favores recibidos. El ambiente es de fiesta, con música en vivo y misa campal.

La cita es los días 13. La razón es porque “un 13 de septiembre de 1957 se puso la primera piedra en el santuario, que en ese momento era capilla”. Lo recuerda en EXPRESO el sacerdote de ese lugar, el colombiano Ángel Villamizar.

La jornada de ayer tuvo lugar en un momento especial. La imagen original del Cristo se exhibe desde el lunes pasado en el patio de la iglesia, todo el día, en el marco de la agenda de la inauguración de su réplica de 15 metros, que se realizará el sábado en Cisne 2.

Estaba previsto que a las 17:00 llegara al lugar una banda de pueblo y que a las 19:00 el padre oficialice una eucaristía campal, es decir, al aire libre, sobre una tarima, con la imagen sagrada de escenario.

La fiesta para el Cristo milagroso, que congregará a miles de fieles en su segunda procesión del año, culminaría con mariachis y continuaría con vigilia durante la madrugada.

Al padre Villamizar lo ayudan ocho grupos de feligreses en ocasiones como esta. Cada uno tiene 10 o 15 fieles. Entre ellos están Jenny Torres y María Pinos. Mientras cuidan al Cristo en el patio de la iglesia, cuentan que, a veces, en la fiesta de los 13, que se realiza desde hace dos años, ofrecen comida a quienes lleguen.

La celebración tiene muchos testimonios de milagros. El de Francia Román es uno. Aún le parece increíble que la mancha en la cara de su esposo haya desaparecido. No era imposible. Su fe lo hizo. Está segura de eso y cada vez que tiene la oportunidad comparte su historia. Ayer, ella cantó para Él, para su Cristo. Es su compromiso, dice, todas las peticiones que le hace se cumplen.