Su estudio de diseño es su refugio. En él surgen las ideas más creativas.

Cristina Correa tiene un arte que comparte

Transparente como la acuarela y precisa como el rapidógrafo. Así es esta arquitecta de profesión e ilustradora de corazón.

El papel y lápiz han sido sus fieles compañeros. Desde kínder dibujaba, pero es a los 7 años que este talento se convirtió en necesidad. Lo descubrió de la mano de su gran maestra, la artista y reconocida titiritera Ana von Buchwald, quien aportó con un ladrillo en la construcción de esta gran ilustradora. “Fui su alumna dos años y es impresionante lo claro que tengo esos recuerdos, felicidad pura”.

Un aprendizaje que se complementaba con los planes de las tardes en casa: dibujar con su hermano José. “Papá llegaba con una resma de hojas y nos la pasábamos haciendo trazos que iban y venían... Huelo a crayolas y es mi niñez”.

Pero es en la universidad que refina su don, aprendiendo un dibujo más artístico, propio de su carrera.

Admite que es perfeccionista, que no dibuja de memoria, necesita ver para trazar cada detalle. Le fascinan los procesos, ‘cómo se llega a...’, algo que aprendió de su padre, quien también disfruta de este arte.

Pierde la cabeza cuando está en una papelería. Se emociona como una niña cuando le regalan marcadores y libretas. Trabaja escuchando bandas sonoras de películas (la versión instrumental de ‘Forrest Gump’, ‘Good Will Hunting’, ‘Scent of a Woman’, ‘The Shawshank Redemption’) y rodeada de objetos que la inspiran, como el caballete de su padre, su primera acuarela, las entradas de los conciertos a los que ha asistido, sus dibujos y los de otros.

Es una mujer de metas y desde hace cinco años se ha propuesto dibujar diariamente. Su intención es hacerlo cada vez más rápido. Se declara fan de Quino y Mafalda. Del primero tiene un autógrafo colgado en su estudio de diseño, pues ama el humor de la enemiga de las sopas, así como el estilo gráfico del argentino, quien también influyó en su arte.

Amante de los bocetos

De los suyos y los de otros. No bota nada, los recopila digitalmente, en libretas y rollos, así se autoevalúa. ¿Por qué le gustan tanto? Porque es el primer contacto de la idea a la tierra. “Estoy armando mi colección. Les escribo por redes a los artistas para que me vendan bosquejos. Unos me los han regalado, con otros hemos intercambiado, eso hice con María José Mesías (pepailustradora). El muralista Apitatán me obsequió uno y lo tengo enmarcado”.

En su recopilación está un esbozo de Solá Franco, oro en polvo, o más bien en crayón. También tiene uno de Tábara. Y en la entrada de su estudio está el storyboard y póster (que nunca salió) del filme ‘Sin muertos no hay carnaval’, de Sebastián Cordero. Pedro Benalcázar, su autor, se los dio autografiados.

Consciente de su don

Su regalo lo valora todos los días. “Estoy agradecida con Dios por lo otorgado y trato de explotarlo. De qué sirve tenerlo si no lo compartes”.

Más allá del papel

Sus dibujos han saltado de una hoja a prendas de vestir como el vestido verde que luce para esta entrevista o el traje de novia que pintó en tres días, porque lo hizo en partes), además en tortas, paredes, empaques y un cuento. “No quiero quedarme en un tipo de dibujo, quiero ver hasta dónde puedo llegar”. Todas estas creaciones se han dado por colaboraciones, gracias a su Instagram dibujosdecristina (34,7K seguidores), su vitrina, creada en 2015.

No va en pos de un ‘like’; alimentar su cuenta es una responsabilidad, pues la siguen de Ecuador, Brasil, Argentina y México. Su arte inspira a otros. “No dibujaba, vi tu página y ahora quiero hacerlo: Es el mejor comentario que puedo leer”.

No se niega a pintar en nuevos materiales, como el jean, y sus colaboradores lo saben. “Me obsequiaron un pirograbador, una pluma que dibuja en madera, es otro mundo que se abre”.

Personal

- Tiene 38 años.

- Se graduó de arquitecta en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, en 2004.

- Cuenta con una maestría en Arquitectura Sostenible y Tecnología de la Arquitectura (en España).

- Trabaja para Jannina Cabal Arquitectos desde hace cuatro años.