La tarde del pasado martes, el presidente Rafael Correa inauguró el nuevo centro forense de Guayaquil. Personalmente probó los aparatos tecnológicos.

El crimen tendra un analisis al estilo FBI

El CSI (En la escena del crimen) llega a la ciudad con 254 agentes especializados de la Policía Judicial de la Zona 8 que actúan en un moderno escenario: el Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses de Guayaquil.

Un centro integrado de investigación científica que, a decir de las autoridades, cuenta con un sistema utilizado por la FBI (Oficina Federal de Investigación de EE. UU.) y las mejores policías del mundo.

En un área de 7.600 metros cuadrados de construcción, la infraestructura se asienta sobre las avenidas Portete y Barcelona, suroeste de la ciudad. Lo componen seis bloques: uno de los principales, el de Medicina Legal donde llegarán los cadáveres producto de muertes violentas, para ser sometidos a necropsias que determinarán la identidad y causa del fallecimiento.

Los cadáveres tendrán su espacio con mejor tratamiento en un cuarto frío con capacidad para 40 cuerpos, más frigoríficos para otros 36.

El área cuenta también con cámara de Gessell, especialmente para que las víctimas puedan señalar a su victimario sin que él las observe. Hay otros departamentos como Tanatología, Clínica Forense, Ginecología Forense, Psicología y Siquiatría Forense y un centro de acopio para los indicios que podrían convertirse en prueba fundamental de un juicio.

Una sala de recreación del lugar de los hechos permitirá a los expertos analizar o reconstruir las escenas de crímenes, con nuevas técnicas o tecnología forense. Herramientas innovadoras que además permitirán identificar a los responsables de un hecho delictivo, mediante sistemas informáticos.

El área de Informática cuenta con 9 peritos que se encargan de extraer los contenidos de audio y video, ya sea de celulares, tabletas o cualquier dispositivo tecnológico. “Realizamos el análisis de imágenes de las cámaras de seguridad u Ojos de Águila, posterior lo mandamos en un informe a las autoridades”, explica la perito Nancy Triana.

El cotejo físico de balas y vainas encontradas en la escena del crimen se convierte en un apoyo para el Sistema Integrado de Identificación Balística (IBIS), para determinar el arma de fuego utilizada en un delito. Un microscopio de Barrido Electrónico que, a decir de las autoridades, es el más completo de Sudamérica, permitirá dar resultados importantes para identificar a quien haya realizado un disparo. Con ello fundamentar la investigación fiscal.

El estado de la bala y la vaina tiene importancia. “Si chocaron contra una superficie dura, se van a encontrar deformadas. Lo cual se nos dificulta bastante y nos demoramos más tiempo”, explica el coronel Telmo Erazo, jefe de Criminalística de la Zona 8 de la Policía.

En un lapso de 48 horas se examina a través de 33 mil registros de los servidores.

El sistema digital permitió -en octubre pasado- la vinculación de dos armas de fuego incautadas en el operativo ‘Eslabón 67’, en 26 hechos delictivos que los asoció a una banda de sicarios que operaba en el cantón El Triunfo.

El trabajo policial científico avanza hasta el bloque F, donde se realizan pruebas como las de Luminol. Uno de los exámenes que ha permitido en muchos casos decidir si en un determinado lugar existe sangre oculta a la visión humana.

Y si busca saber si su vehículo ha sido clonado o tiene las series de identificación del motor y chasis originales, el complejo cuenta con un sector de revenido químico para esa labor. Se espera entonces que los casos judiciales lleguen a los tribunales con un mayor sustento técnico científico.