Reclamo. La protesta ciudadana se trasladó ayer a los exteriores del coliseo General Rumiñahui de Quito.

CREO anuncia que ira a la CIDH a denunciar el ‘fraude’

El camino de protesta no está cerrado, al menos, en el papel.

Una imagen que marcó el inicio de la jornada. Sillas llenas con delegados del movimiento oficialista Alianza PAIS y, justo al frente, el espacio asignado para la alianza CREO-SUMA, completamente vacío.

Con ese escenario y con casi una hora de retraso, se hizo ayer, en el coliseo Rumiñahui de Quito, la apertura y recuento de los votos de las 3.865 urnas que fueron objetadas por las dos organizaciones finalistas en la carrera hacia el Palacio de Carondelet.

Pero esa no fue la única novedad del arranque. De 250 mesas que ofreció instalar el Consejo Nacional Electoral (CNE) para ejecutar el proceso, ayer aparecieron solo 177, lo que aumentó en, al menos, tres horas el plazo que se impuso el organismo electoral para tener los resultados del recuento.

¿El motivo? Diego Tello, coordinador de procesos electorales del CNE, explicó a EXPRESO que luego del simulacro del lunes se determinó que, con 250 mesas, el espacio era demasiado estrecho e impedía una movilidad fluida.

Las primeras urnas abiertas fueron las 858 impugnadas en Pichincha. El mecanismo fue el siguiente: un funcionario del CNE cantaba el número del acta cuestionada y un estibador, acompañado por un militar, trasladaba la urna hasta las mesas, de forma aleatoria.

Allí, dos personas abrían la urna y extraían los documentos electorales que se generaron en la segunda vuelta del 2 de abril. Si levantaban una cartulina amarilla significaba que tenían alguna duda que era absuelta por un grupo de supervisores del CNE.

Pero, si mostraban una de color rojo era la señal de que habían terminado el recuento con la elaboración de una nueva acta. Ellos recibían otra urna, con el mismo procedimiento, para seguir con el trabajo.

Cerca del mediodía empezó el recuento de Guayas. Fueron 756 actas revisadas. Todo bajo la observación de organismos internacionales, delegados de PAIS y funcionarios del Instituto Geográfico Militar (IGM), quienes constataban que los documentos escrutados sean los que originalmente imprimió esta entidad.

El presidente del CNE, Juan Pablo Pozo, calificó el recuento como un acto inédito y aseguró que el único fraude que hubo en las elecciones fue el moral, aunque no especificó desde qué sector. “Este proceso es histórico, hoy tendremos la más amplia pluralidad en el control político y social”, aseguró en la inauguración del nuevo escrutinio.

Aunque, la verdad es que la decisión de CREO-SUMA de no acreditar a sus delegados dejó a una sola organización política como veedora de este recuento. No se vio a nadie de la oposición.

También asistieron, por invitación, actores sociales y autoridades locales que se han pronunciado a favor del CNE, como el expresidente del Tribunal Supremo Electoral, Jorge Acosta, o el alcalde de Guaranda, Ramsés Torres, que simpatiza con el presidente electo, Lenín Moreno.

Incluso, cuando Pozo recorrió las mesas de recuento cerca de la zona asignada a los veedores invitados, recibió aplausos y felicitaciones.

Álvaro Sáenz, delegado de PAIS ante el CNE, calificó como “irresponsabilidad política” la ausencia de la gente de CREO-SUMA. El oficialismo acreditó a 600 delegados en diferentes turnos.