Imagen representativa de trabajo no remunerado del hogar, de ONU Mujeres.
Imagen representativa de trabajo no remunerado del hogar, de ONU Mujeres.ONU Mujeres.

Costo invisible del trabajo femenino: horas extras que las mujeres trabajan sin paga

Las historias de una abogada, una contadora y una jueza coindicen, mujeres pierden oportunidades por su rol de cuidadoras

El miércoles 4 de marzo de este 2025, Jéssica Jaramillo, abogada, especialista en temas de género y excandidata a la alcaldía de Quito, pidió autorización para teletrabajar. Su hija estaba enferma. "Por lo general, los niños buscan a la mamá, en esa condición. El trabajo del hogar implica un sobresfuerzo enorme de las mujeres", comentó.

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¿Hay un costo invisible del trabajo de las mujeres?

Jaramillo recuerda que hace un año, ella tuvo la oportunidad de estudiar un doctorado en España. Pero eso requería que se quede al menos tres meses en ese país. "Mi guagua es muy pegada a mi, no podía llevármela. Así que no pude tomar esa beca", relata.

En el 2023, Jéssica Jaramillo terció por la Alcaldía de Quito. Y su pequeña hija tuvo que seguir un proceso terapéutico porque desarrolló una sensación de abandono. "Así que me quedé más cerca de ella".

El esposo de Jaramillo, también abogado, comparte algunas tareas del hogar con ella. Él lava la ropa. Sin embargo, "la carga sigue siendo mayoritariamente de las mujeres. Quienes tenemos esta edad (39 años), mantenemos algunos patrones culturales arraigados, por lo que sigue siendo un tema", opina. Son esas horas extras, trabajo no remunerado del hogar, que cubren las mujeres.

Jaramillo admite que no aceptaría un trabajo que demande su total atención porque "mi bebé está pequeña, tiene 7 años, pero aún requiere de mi atención".

Los datos en Ecuador sobre 'horas extras sin paga'

A escala global, las mujeres están a cargo de las tres cuartas partes (76.2%) del trabajo de cuidado no remunerado. En promedio le dedican cuatro horas y 25 minutos al día, en comparación con una hora y 23 minutos, de los hombres. Equivale a unos 201 días laborales por año para las mujeres en comparación con 63 para los hombres. 

Eso se señala una publicación, del 2024, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), denominada 'La pieza faltante: valorando el aporte no reconocido de las mujeres a la economía'. En la investigación también se indica que las mujeres se ponen al hombre el cuidado de niños y adultos mayores, tareas domésticas y apoyo emocional. Cargan con esas responsabilidades, "con frecuencia a expensas de su inserción en el mercado laboral".

Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), los ecuatorianos destinan 11.823 millones de horas al año a las actividades domésticas y de cuidado. Eso representa una producción anual de 19.880 millones de dólares, equivalente al 20% del Producto Interno Bruto (PIB).

El aporte de las mujeres a la economía dentro del hogar es del 76% (15.131 millones de dólares), mientras que los hombres aportan con el 24% (4.749 millones), respectivamente, precisó el INEC.

Lo que dejan de lado las mujeres

La jueza Janeth Ch. comenta que las mujeres dejan de lado muchas opciones y oportunidades de crecimiento por sus labores en casa. También que a los hombres únicamente se les ve como proveedores, por los estereotipos y el machismo imperantes.

"Mientras los hombres pueden seguir estudiando, especializarse, la esposa debe volver a casa y tener todo listo. Por eso, ellos tienen mayores oportunidades. Se piensa que las mujeres descuidan a sus hijos o adultos mayores, si deciden salir a estudiar algo más".

La jueza recuerda que hace unos años, la Corte Nacional de Perú la escogió para una capacitación, en el modelo de flagrancia. "Debía asistir, pero no pude ir, ya que mi madre no puede estar sola, por las noches, ya que presenta Alzheimer. En una ocasión me eligieron representante de organizaciones de mujeres del Distrito. El Municipio de Paco Moncayo firmó un convenio de capacitación en liderazgo y no pude acudir porque estaba embarazada".

Hace algunos años, cuando era más joven, la juez recuerda que estudiaba Derecho en la Universidad Central. Tenía muy buenas calificaciones. Era su primer embarazo y al regresar de dar a luz le dejaron suspensa en un par de materias. Les explicó y le dijeron: "dar a luz no es un justificativo y me dejaron por faltas".

El testimonio de una contadora

Natalia Narváez, de 38 años, es contadora pública, con una maestría en gerencia financiera. El 80 % de su tiempo lo destina al cuidado de sus hijos, de 6 y 4 años; y a las labores de casa. El resto, a sus actividades profesionales, ha preferido trabajar de forma independiente. 

"En general, las mujeres asumimos más labores. En mi caso sí me apoya mi esposo, pero me encargo de los quehaceres como arreglar la casa, preparar la comida y ayudar a los hijos, mientras hacen sus deberes. Creo que por eso me siento más cansada".

Natalia sí ha perdido la opción de seguir adelante con su formación académica, también la posibilidad de compartir más tiempo con sus padres y hermanos, para concentrarse en su propio hogar. "Se sacrifica a los hijos o la profesión. Las mujeres siempre decidimos qué tenemos que sacrificar". Esos son, entre otros, los costos invisibles del trabajo femenino.

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¿Qué acciones se pueden tomar para mejorar esta realidad?

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer, el trabajo no remunerado es aquel que se realiza sin pago alguno. Contempla el trabajo doméstico y las labores de cuidado de niños, niñas, adultos mayores, personas con discapacidad y/o personas enfermas.

El PNUD concluye que se puede aprovechar la capacidad productiva de las mujeres al invertir en políticas que apoyen su participación en la economía. Entre otras, el cuidado infantil asequible, las licencias parentales remuneradas y los arreglos laborales flexibles.

En Ecuador, por ejemplo, la licencia de maternidad remunerada dura tres meses, según la Ley Orgánica de Derecho al Cuidado. Asimismo, después de la pandemia por COVID-19, más empresas optaron por el teletrabajo. Sin embargo, buena parte de mujeres no tiene un empleo pleno adecuado, que le permita acceder a estos beneficios.

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