Cosas de estos tiempos

Seguramente profesores de otros tiempos volverían a morirse al observar cuánto ha cambiado la importancia que las familias otorgan a la educación de sus hijos el día de hoy, ya sea con actitudes o con desplantes. En la actualidad se concibe a la acción de aprender como algo accesorio.

Lo que decimos es comprobable a lo largo de cada año lectivo en los últimos tiempos; para perla un botón que queremos comentar: todos entenderíamos que el inicio de clases implica fin de vacaciones. De hecho, otrora las familias se organizaban para viajar o descansar con el calendario del año escolar, pero no es nada extraño hoy el hecho de que se inicie el año escolar y se reciba el anuncio de que algunos pupilos regresarán una o dos semanas más tarde. Y para colmo de males, tampoco resulta extraño que recién iniciadas las clases lleguen comunicaciones solicitando permisos para la vacación familiar.

Esto nos hacía recordar una nota de prensa inglesa que un buen amigo nos hizo llegar: el año pasado, un juez del Reino Unido sancionaba fuertemente a un padre de familia por haber llevado a su hijo unos días de vacaciones durante el tiempo de estudio, y por supuesto, una acción de estas, inconcebible en nuestro estado de cosas, nos muestra las diferencias de cómo una sociedad jerarquiza sus prioridades.

Si entre las cosas de estos tiempos está el que la familia no dé importancia a que su hijo se forme, estructure su comportamiento, respete lo que hace, organice su tiempo y agenda, se enfrente al conocimiento para desarrollar su inteligencia, poco se podrá hacer desde el lado de la docencia, de las direcciones académicas y de los sistemas educativos.

La familia tiene que reflexionar y saber que cada acto de padre o madre, que cada expresión, que cada gesto, que cada respuesta delante de los hijos, es una señal, es una vía, es un modelo, es un ejemplo que marca y deja huellas.

Formamos con lo que somos y con lo que hacemos; ellos creerán lo que creemos, respetarán lo que respetamos, a menos que la rebeldía los dispare pendulantes. Pensemos en el mensaje que enviamos a la mente de los hijos.